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Una familia vivió años con una granada de guerra guardada en un ropero sin saber lo que era

Martes, 14 de octubre de 2025 a las 22:16
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La Brigada de Explosivos montó un operativo para retirarlo de la vivienda y trasladarlo

Una familia de Cipolletti vivió durante años con una granada de mortero activa guardada en su casa sin saberlo. El hallazgo, que ocurrió en una vivienda de calle Río Colorado, obligó a una intervención urgente de la Brigada de Explosivos, que actuó con precisión quirúrgica para retirar el artefacto sin que nadie saliera herido. El operativo duró apenas unos minutos, pero el riesgo era real: el explosivo estaba completo, con espoleta y carga propulsora.

Todo comenzó con una llamada telefónica. Un vecino, visiblemente nervioso, se comunicó con la Policía para informar que tenía en su poder “un elemento peligroso” que había estado guardando desde hacía años. No dio demasiados detalles, pero pidió que alguien se acercara cuanto antes. Lo que parecía una situación menor terminó siendo una bomba —literalmente—: en su casa había una vieja granada de mortero de 81 milímetros, en aparente buen estado y con todos sus componentes activos.

El mortero llevaba años guardado en la vivienda de la calle Río Colorado, estaba envuelto en un trapo

Cuando los efectivos llegaron al lugar, se encontraron con una escena que parecía sacada de una película bélica. La granada estaba en una caja, envuelta en trapos viejos, como si fuera un recuerdo de otra época. La familia, sorprendida y algo avergonzada, explicó que el artefacto había estado ahí “desde siempre”, aunque nadie sabía bien cómo había llegado. Lo cierto es que convivieron con un explosivo letal durante años, sin imaginar el peligro que eso representaba.

El mortero calibre 81 milímetros, tenía con todos sus componentes activos, entre ellos la carga propulsora y la espoleta

A partir de ese momento, se activó el protocolo de emergencia. La Brigada de Explosivos de Cipolletti, entrenada para este tipo de situaciones, tomó el control. Revisaron el artefacto, confirmaron que estaba operativo y procedieron a retirarlo con extremo cuidado. Cada movimiento fue calculado. No hubo margen para errores.

Para el traslado, utilizaron una tolva portátil: un contenedor blindado diseñado especialmente para mover explosivos sin riesgo. La granada fue colocada allí y llevada a la base de la unidad, donde permanecerá bajo custodia hasta su neutralización definitiva. El operativo fue rápido, silencioso y efectivo. Nadie en el barrio se enteró de lo que estaba pasando hasta que todo terminó.

 

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