Una investigación que cambia de rumbo
El Ministerio Público Fiscal de Neuquén decidió reasignar la investigación por la muerte de Azul Mía Natasha Semeñenko, la trabajadora estatal hallada sin vida en un desagüe del oeste de la capital. El caso, que inicialmente estaba a cargo del fiscal Andrés Azar, pasó a manos de la fiscal Guadalupe Inaudi, especializada en delitos vinculados a violencia de género.
El cambio se produjo luego de que la autopsia confirmara que Azul sufrió un ataque con arma blanca. Las lesiones punzocortantes en el tórax y en los brazos, sumadas a fracturas en el rostro, evidencian una muerte violenta. A partir de esos resultados, la fiscalía decidió encuadrar el caso como transfemicidio, una figura que reconoce la violencia ejercida en razón de la identidad de género de la víctima.
Fuentes judiciales explicaron que la reasignación de la causa busca reforzar la perspectiva de género y diversidad en la investigación, y garantizar que las diligencias se realicen con la sensibilidad y el enfoque adecuados. Inaudi ya coordina nuevas medidas de prueba y un análisis integral de la escena del hallazgo.
Por qué se investiga como transfemicidio
El transfemicidio —al igual que el femicidio— es considerado un homicidio agravado por odio de género. En este caso, se aplica cuando la violencia se ejerce sobre una persona trans o travesti por su identidad de género. Desde 2016, el Registro Nacional de Femicidios de la Justicia Argentina incluye esta figura con el objetivo de visibilizar los crímenes letales hacia el colectivo LGBTIQ+.
El Ministerio Público Fiscal resolvió aplicar este marco legal para reconocer la identidad de Azul, su trayectoria y su vida. Azul era una mujer trans que, desde 2019, había iniciado un proceso de hormonización y, en 2022, había realizado el cambio de documento conforme a la Ley de Identidad de Género. Tenía 49 años y trabajaba en el Centro de Atención a las Víctimas de Neuquén, un área dedicada precisamente a la prevención y acompañamiento frente a situaciones de violencia, incluyendo el género.
La decisión judicial no solo implica un cambio de fiscal, sino también un enfoque más profundo sobre el contexto de violencia estructural que atraviesan las personas trans. La fiscalía busca determinar si el crimen de Azul fue motivado por odio hacia su identidad de género, lo que agrava la responsabilidad penal de quien resulte imputado.
Un hallazgo que sacudió a Neuquén
El cuerpo de Azul fue encontrado por casualidad el martes 15 de octubre, en un canal de Valentina Norte Rural. Una pareja que paseaba a sus perros percibió un fuerte olor y dio aviso a la Policía. La víctima estaba envuelta en un colchón inflable azul, atada con alambres y sumergida en el agua, lo que evidenció un intento de ocultamiento.
El hallazgo se produjo a casi tres semanas de su desaparición. Sus compañeras del Centro de Atención a las Víctimas habían radicado la denuncia al notar su ausencia en el trabajo, ya que Azul era conocida por su compromiso y responsabilidad. En los días posteriores, el Gobierno provincial acompañó el dolor de la comunidad con dos días de duelo oficial y mensajes de repudio hacia la violencia y el odio.
La investigación actual intenta reconstruir los movimientos previos a su desaparición y el recorrido hasta el lugar donde fue hallada. El colchón azul, los elementos de sujeción y la profundidad del canal son parte de una escena compleja que refuerza la hipótesis de un crimen planificado.
El desafío judicial: verdad, respeto y justicia
La fiscal Guadalupe Inaudi tiene ahora la responsabilidad de avanzar en una causa que combina el impacto social, la necesidad de justicia y el compromiso institucional de garantizar una investigación respetuosa. Cada paso judicial se realiza bajo estricta reserva, pero con el acompañamiento de los organismos que trabajan en la defensa de los derechos de las personas trans.
El transfemicidio de Azul Semeñenko no solo sacudió a Neuquén, sino que también reavivó el debate sobre la violencia de género y diversidad en la región.
La sociedad neuquina atraviesa días de dolor y de temor, con la esperanza de que el caso encuentre justicia y se transforme en un punto de inflexión frente al odio y la discriminación.