La tarde barilochense del sábado pasado parecía tranquila hasta que los movimientos de un navegante por intentar volver a subir a una embarcación llamó la atención y alertó a quienes estaban en la costa. Un joven turista de Buenos Aires había caído de su kayak en el lago Nahuel Huapi y, sin traje de neopreno ni la más mínima protección contra el frío -tan solo un chaleco salvavidas- comenzó a hundirse lentamente en el agua helada.
El incidente ocurrió cerca del Club de Caza y Pesca, cuando el joven —que navegaba junto a otro kayakista— perdió el equilibrio y cayó al lago. Testigos aseguraron que intentó reincorporarse varias veces, pero el cuerpo comenzó a entumecerse rápidamente por la baja temperatura del agua.
Marcelo Muñoz, guía de rafting y fotógrafo local, fue quien advirtió la emergencia. De inmediato dio aviso a Prefectura Naval, que llegó con una lancha y logró rescatarlo justo a tiempo.
En tierra, el joven presentaba un cuadro avanzado de hipotermia. Fue asistido por guías y personal de Parques Nacionales que lograron estabilizarlo con abrigo, bebidas calientes y exposición al sol. “Por suerte tenía chaleco, si no hoy estaríamos si no hoy estaríamos buscando un cuerpo en el lago”, dijo Muñoz al portal Angostura Digital.
El hecho reavivó las críticas hacia los turistas que se aventuran en los lagos, montañas y senderos cordilleranos sin conocer las condiciones extremas de la zona. Las aguas del Nahuel Huapi, incluso en días soleados, pueden superar apenas los 10 grados, una temperatura capaz de paralizar el cuerpo en cuestión de minutos.
Para los especialistas, este tipo de episodios son cada vez más frecuentes. El joven, que fue dado de alta pocas horas después, tuvo suerte. Pero el episodio dejó una vez más en evidencia los riesgos de “jugar al aventurero” en un territorio que no perdona los descuidos.