La historia de miedo, bronca y fuego que se vivió en los últimos días terminó con un hombre tras las rejas. El Ministerio Público Fiscal le formuló cargos por una cadena de amenazas, coacciones y daños que, según la acusación, fue escalando día tras día hasta explotar, literalmente, en la madrugada del 11 de noviembre, cuando prendió fuego dos camionetas frente a la casa de su víctima.
Todo había empezado una semana antes, con mensajes cargados de odio. Desde el 4 de noviembre, el acusado comenzó a acosar a un hombre del barrio Industrial, donde vive junto a su pareja. Primero fue una persiana destrozada. Después, una lluvia de mensajes y audios: lo amenazaba con quemarle todo, incluso los bienes del gremio al que pertenecía.
Pero el tipo no se quedó ahí. A medida que pasaban los días, las intimidaciones se multiplicaron. El 9 de noviembre, las advertencias llegaron también al hermano y al sobrino del damnificado. Nadie en la familia dormía tranquilo. Y al día siguiente, el hostigamiento subió de tono, más mensajes, más audios, y una frase que sonaba como un ultimátum.
La madrugada del 11 fue el punto de quiebre. A las tres, mientras todos dormían, dos camionetas estacionadas frente a la casa ardieron en cuestión de minutos. Una era del propio denunciante; la otra, de la empresa para la que trabajaba. Las llamas fueron tan intensas que los vecinos salieron a la calle pensando que el fuego se extendería a las viviendas linderas. Cuando los bomberos lograron controlar la situación, el daño ya era total.
La fiscalía no tardó en atar cabos, las pruebas hablan por sí solas: los mensajes fueron rastreados, los audios analizados, y el número telefónico desde el cual se enviaron pertenece al propio acusado, quien lo reconoció en audiencia. Testigos, familiares y hasta la pareja del hombre confirmaron el calvario de amenazas que sufrieron durante esa semana de terror.
Además, los peritajes de los vehículos incendiados y el informe preliminar de Bomberos reforzaron la sospecha: el fuego fue intencional, alimentado con combustible. Los investigadores ahora buscan determinar dónde y cuándo compró el líquido inflamable que usó para el ataque.
Durante la audiencia, el Ministerio Público Fiscal pidió la prisión preventiva del acusado, señalando el riesgo de que vuelva a intimidar a los testigos o interfiera en la causa. También destacaron que el imputado ya tenía una causa penal previa con una probation incumplida, lo que mostró su desprecio por las órdenes judiciales. El juez de garantías coincidió con la fiscalía y ordenó su detención preventiva.