Cuatro delincuentes encapuchados protagonizaron una violenta entradera en una vivienda de Roca, maniataron a toda la familia y escaparon con dinero y joyas. El golpe del grupo comando quedó registrado por las cámaras de seguridad y demuestra la precisión con la que actuaron.
La secuencia, digna de una película de acción, comenzó cuando un Volkswagen Vento blanco se detuvo descaradamente sobre la calle España al 1.100, frente a la casa que sería blanco del asalto. El conductor permaneció al volante, mientras tres cómplices vestidos de negro y con gorras treparon el paredón bajo que da directo a la calle.
Ni las rejas, la exposición pública o las cámaras los amedrentaron: avanzaron con total seguridad hacia la puerta de entrada. Con el dato preciso de que adentro estaba el botín que buscaba. La familia estaba marcada.
Una vez adentro, la violencia se hizo presente. Los delincuentes sorprendieron a los dueños de casa, los redujeron y maniataron. La escena fue rápida, calculada y fría: exigieron objetos de valor y recorrieron cada ambiente de la vivienda, revisando con precisión quirúrgica. Aunque no golpearon a las víctimas, el sometimiento psicológico fue brutal: la familia quedó inmovilizada, atada y a merced de los intrusos.
Pero el dato no era del todo válido. El botín fue de apenas 100 mil pesos en efectivo y varias alhajas. Demasiado poco para tamaño golpe comando.
Sin encontrar lo que buscan, los encapuchados salieron como si nada y se subieron al mismo vehículo en el que habían llegado. El conductor, que nunca abandonó su puesto, aceleró y desapareció en la oscuridad de la noche.
Cuando los ladrones se retiraron, la familia logró liberarse y pedir ayuda. La policía de la Comisaría 3° llegó minutos después. La Brigada investiga ahora el recorrido del Vento blanco, que se convirtió en la pista clave para intentar dar con los responsables.