Una joven de 19 años, oriunda de Perú, fue restituida y acompañada por el Consejo de Mujeres y Diversidad de San Antonio Oeste tras denunciar una situación vinculada a la trata de personas. Se activaron protocolos de resguardo y articulación institucional, logrando que la víctima recuperara sus derechos y recibiera asistencia integral en medio de un escenario que expuso la vulnerabilidad de las mujeres migrantes en la región.
La denuncia de la joven no fue un hecho aislado: se presentó en un contexto de sospechas sobre explotación laboral y posibles redes de trata que operan silenciosamente en la costa rionegrina. Apenas se conoció la situación, la Coordinación de Mujeres y Diversidad, a cargo de Rocío Álvarez, desplegó un operativo de acompañamiento que incluyó asistencia psicológica, contención social y articulación con organismos provinciales.
La intervención fue inmediata y contundente: se activaron protocolos de emergencia, se garantizó alojamiento seguro y se puso en marcha un dispositivo de restitución de derechos. La joven, que había llegado a la ciudad en busca de oportunidades, terminó enfrentando un entramado de explotación que la dejó expuesta y sin protección.
En este punto, la acción del Consejo fue clave: no solo se evitó que la situación escalara, sino que se visibilizó un problema que suele permanecer oculto.