La ruta de Carlos, la pista que se borró
Carlos Ancapichun, vecino de Villa La Angostura, fue visto por última vez hace más de tres semanas cuando cruzó a Chile para visitar un terreno familiar dentro del Parque Nacional Puyehue. Quería empezar a construir una casa, algo que soñaba desde hacía años.
De él no se supo nada más. Su camioneta apareció cerrada, sin signos de violencia, estacionada en un sendero rumbo al centro de esquí Antillanca. Adentro quedaron su ropa, herramientas y las llaves escondidas bajo una rueda, tal como hacía siempre. Todo indica que salió caminando, pero nunca volvió.
Un operativo sin respuestas y un bosque que traga secretos
Desde entonces, brigadas de rescate, bomberos, Ejército chileno, perros rastreadores y drones peinan cada metro de esa zona. El área es un laberinto de selva valdiviana, cañadones y pantanos donde la niebla y la lluvia parecen borrar cada rastro. La búsqueda se concentra en un radio de cinco kilómetros alrededor del vehículo, pero no hay pistas firmes.
El caso sacudió a vecinos y rescatistas: cada día que pasa crece la angustia de la familia, mientras el frío y la vegetación cerrada complican cualquier esperanza.
Un antecedente que hiela la sangre
Lo más escalofriante de esta historia es que no es la primera vez que ocurre en la familia. En 1950, el padre de Carlos desapareció en la misma zona del parque, también sin dejar rastros. Jamás encontraron su cuerpo ni explicaron qué pasó. Setenta y cinco años después, la tragedia parece repetirse como una maldición.
Por ahora, todo es incertidumbre. Ni rastros, ni testigos, ni indicios de hacia dónde fue. La pregunta que muchos se hacen en Villa La Angostura y Osorno es la misma que hace más de siete décadas quedó flotando en el bosque.