Dos estafas a vecinos de Zapala, a los que engañaron telefónicamente para quitarles cifras millonarias haciéndose pasar por familiares que habían sufrido un terrible accidente. Así empezó la investigación que permitió desarticular una banda que operaba desde el penal de General Roca, con la ayuda de parientes que se manejaban en complicidad con los reclusos.
El primer paso lo dio la policía neuquina, que luego pidió la intervención de sus pares de Río Negro para realizar las diligencias y allanamientos.
Todo arrancó con la presentación de un hombre que fue víctima de esa modalidad citada anteriormente, que en la jerga delictiva se conoce como “falso familiar”. Lo llamaron haciéndose pasar por un supuesto pariente que solicitaba dinero de urgencia para pagar una grúa. Engañado, transfirió $1.200.000 a una cuenta vinculada a uno de los sospechosos.
Pocos días después otra persona de la misma ciudad cayó en una trampa similar, transfiriendo $1.400.000 a distintas billeteras virtuales utilizadas por la banda.
Ante estos datos la División Ciberdelito Económico del Departamento Delitos Económicos Neuquén detectó que las llamadas se hacían desde el interior del Penal N° II de General Roca, en la provincia de Río Negro. Allí se arrancó la investigación más ardua.
Cómplices en libertad
Los pasos finales se dieron ayer martes, cuando se hicieron allanamientos simultáneos en Neuquén Capital, Centenario y General Roca. Además se realizó un operativo en dos pabellones de la cárcel, en los que secuestraron 9 teléfonos celulares, chips de distintas compañías, routers, tarjetas de billeteras virtuales, documentación y anotaciones vinculadas a la causa.
Las cómplices que fueron detenidas son dos mujeres (familiares directas de los internos, que operaban extramuros). Las pesquisas incluyeron el análisis de movimientos bancarios y el seguimiento de operaciones virtuales, lo que permitió confirmar que las maniobras eran coordinadas desde el penal, con la participación de ellas, que facilitaban cuentas y medios de cobro.