Huinganco empieza a llenarse de aromas, historias y expectativas. En la antesala de una nueva edición de la Fiesta del Mote, una de las celebraciones más emblemáticas del Alto Neuquén, la comunidad se prepara para recibir a vecinos y turistas que cada año llegan atraídos por una tradición que atraviesa generaciones.
En ese contexto, Mejor Informado visitó el Jardín de la Provincia y dialogó con Hortensia Sepúlveda, reconocida motera del norte neuquino y referente indiscutida de este saber ancestral que forma parte del ADN cultural de la región.
Desde muy pequeña, Hortensia aprendió el oficio de elaborar mote, un conocimiento transmitido de generación en generación que con el tiempo se convirtió en el principal sustento de la economía familiar. Con paciencia, constancia y orgullo, cada año se prepara para participar de la fiesta, donde supo marcar un récord: más de 300 kilos de mote elaborados para una sola edición del evento.
El proceso comienza temprano, alrededor de las 6 de la mañana, y demanda dedicación y experiencia. La elaboración requiere dos cocciones, aunque —como explica Hortensia— el verdadero secreto está en la lejía, que se obtiene a partir de una buena ceniza, preferentemente de álamo. Ese detalle es clave para lograr la textura y el sabor que distinguen al mote del norte neuquino.
De cara al fin de semana, la expectativa crece. Hortensia aguarda la llegada de turistas y visitantes dispuestos no solo a degustar el producto, sino también a valorar el trabajo y la historia que hay detrás de cada preparación. El mote puede disfrutarse de múltiples formas: con azúcar, miel, agua fresca, huesillo o incluso como acompañamiento de helado.
Tradición, identidad y gastronomía se entrelazan en esta fiesta popular que año tras año revaloriza los saberes del Norte Neuquino, fortalece el arraigo cultural y mantiene vivas prácticas que siguen dando sentido y sustento a las comunidades de la región.