La mañana de este domingo volvió a encender la alarma por la inseguridad vial en Neuquén. Un vecino denunció que un auto circuló por la bicisenda ubicada frente a la terminal de colectivos, un espacio diseñado para ciclistas y peatones.
Según relató la persona que filmó lo ocurrido, alcanzó a encender la linterna de su bicicleta para evitar ser embestido, y por poco no terminó bajo las ruedas del vehículo. El conductor, en un acto de imprudencia total, convirtió un espacio de seguridad en una trampa mortal.
El hecho generó indignación inmediata porque se suma a una larga lista de episodios en una ciudad marcada por el dolor de los choques fatales.
El antecedente: un borracho que se comió una garita en el Parque Central
La referencia más reciente es la tragedia del joven borracho que perdió el control de su auto y terminó impactando contra una garita en el Parque Central, con múltiples heridos y escenas de horror. Una vez más, queda al descubierto el descontrol en las calles de Neuquén y la falta de respeto por las normas.
La bronca crece: mientras los números de muertos en accidentes viales aumentan, se multiplican los casos de imprudencias que podrían haberse evitado.
Neuquén se enfrenta a un problema que parece no tener freno: la violencia vial ya no distingue calles, rutas, ciclovías ni parques.