La muerte que sacudió a Neuquén
Era una mañana de agosto cuando Soledad Silva, al mando de un Volkswagen Vento, cruzó un semáforo en rojo, aceleró a fondo y embistió a Elizabeth Martínez, que venía en moto después de dejar a su hijo en la escuela. La víctima murió en el acto.
La conductora no solo manejaba sin registro, sino que huyó sin asistirla. Horas más tarde apareció en una comisaría, cuando la noticia ya había provocado indignación en toda la ciudad.
Borrachera, fuga y un prontuario que suma escándalos
El historial de la joven no termina ahí. Días después, volvió a ser detenida: otra vez borracha, en un auto donde el conductor también manejaba alcoholizado. Vecinos la reconocieron, la increparon y hasta hubo intentos de linchamiento. La policía tuvo que intervenir para evitar que la furia vecinal terminara en tragedia.
La fiscalía sumó a la causa pruebas clave: cámaras de seguridad que muestran cómo cruzó el semáforo en rojo con plena conciencia del riesgo, y hasta peritajes que revelan cortes en el sistema de frenos del auto, realizados después del choque. Todo apuntó a agravar la imputación.
De homicidio culposo a dolo eventual: un giro que la hunde más
Inicialmente la acusaron por homicidio culposo, pero el avance de la investigación cambió todo: ahora está imputada por homicidio simple con dolo eventual. Para la fiscalía, la joven sabía el riesgo que asumía, lo aceptó y siguió adelante.
La Justicia ya rechazó su pedido de prisión domiciliaria. Los jueces fueron tajantes: seguirá detenida en prisión preventiva, con cargos que podrían llevarla a una condena de prisión efectiva.
Una herida abierta que indigna a la sociedad
La familia de Elizabeth Martínez exige justicia, mientras la ciudad debate entre bronca, dolor y un reclamo creciente: basta de muertes impunes en las calles.
Este caso no solo dejó una víctima fatal, sino que expuso lo que muchos denuncian hace tiempo: el descontrol al volante, el consumo de alcohol y la sensación de que nada frena la tragedia en Neuquén.