El 26 de agosto, una mesa de mediación reunió a una familia del Alto Valle en torno a un tema sensible: cómo cuidar a su padre mayor y qué hacer con la chacra que compartían. La cita se realizó en un Centro Integral de Métodos Autocompositivos de Resolución de Conflictos, con la coordinación de la Defensa Pública de mediación. El encuentro fue gratuito y terminó con un acta oficial que dejó asentadas las responsabilidades de cada integrante.
Uno de los hijos tomó la posta: se comprometió a llevar a su padre a vivir a su casa desde el 28 de agosto y a encargarse del cuidado diario. También aceptó asumir los trámites previsionales y convertirse en su apoderado para administrar los ingresos. Su hermana ofreció sumarse en la atención cotidiana para que él pudiera tener momentos de descanso, y acordaron coordinar esos detalles de manera directa.
La chacra ocupó buena parte de la charla. Otro hermano aceptó administrar la tierra y el ganado, comprometiéndose a pagar los tributos y ocuparse del cuidado de los animales. Incluso se pactó la entrega de un grupo de vacas con crías a uno de los familiares, con fecha precisa de retiro entre el 30 y el 31 de agosto.
El dinero también tuvo su espacio. Varios integrantes de la familia se comprometieron a realizar un aporte mensual, dentro de los primeros diez días, mediante transferencias a una cuenta bancaria. La mediación dejó constancia de esa decisión, sin prever sanciones, pero con la fuerza de un acuerdo escrito y consensuado.
La audiencia se extendió hasta el mediodía. Dos hermanos prefirieron no firmar algunos puntos, pero el acta reflejó lo consensuado. La mediadora recordó que los compromisos asumidos tenían validez inmediata. Al final, la tensión inicial se transformó en un acuerdo formal que dio un marco claro a la organización familiar, con el respaldo institucional de la Defensa Pública.