Una adolescente denunció a su tío por abuso sexual mientras aprendía a manejar por un camino de tierra, lejos de la población. La causa ya está en la Justicia Penal, porque no entra en la Ley de Violencia Familiar 3040.
El hecho ocurrió el miércoles 3, aunque la denuncia se presentó días después. Según relató la víctima, su tío la pasó a buscar a casa con la excusa de enseñarle a manejar. Iban por un camino de tierra, apartado de la población y cerca de un basurero. Cuando ella tomó el volante, él comenzó a tocarle las piernas y luego la entrepierna. Pese al nerviosismo de la joven, el hombre continuó presionando su vagina con fuerza.
La reacción de la joven fue inmediata: le reclamó y no pudo continuar conduciendo. Durante el regreso, el tío intentó actuar como si nada hubiera pasado. Se reía, ponía música y le hablaba de manera relajada, como si todo fuera un juego. Incluso le pidió perdón, pero en tono burlón, preguntándole si estaba enojada.
Lo que más la impactó fue la traición. “Era el tío con el que más cosas compartíamos; nunca pensé que me haría esto”, contó. La joven dijo que siente miedo y desconfianza, porque el hombre vive a pocas cuadras y pasa seguido frente a su casa. Aunque no hubo amenazas explícitas, la experiencia la dejó insegura en su propio hogar.
La denuncia se presentó en la Oficina Tutelar de la Mujer, el Niño y la Familia de una comisaría del Alto Valle Oeste. Allí se decidió derivarla al Ministerio Público Fiscal. La jueza de Paz interviniente explicó que este tipo de delitos sexuales no se investigan bajo la Ley 3040, que regula violencia familiar, sino a través de la justicia penal, que tiene procedimientos y garantías específicas.
La joven ya tuvo contacto con la Fiscalía de Cinco Saltos y tendrá otra entrevista virtual con personal del Ministerio Público de Cipolletti. También se le informó que puede estar acompañada por un abogado particular o recibir asesoramiento gratuito de la Defensoría de Pobres y Ausentes.
El relato de la víctima dejó en claro la dimensión del abuso: no solo fue físico, sino psicológico. La actitud del tío intentó normalizar lo ocurrido y generar confusión, reforzando la sensación de traición. Según contó, él intentaba que ella lo mirara a los ojos mientras hablaba, en un gesto que ella interpretó como manipulación emocional.
Para proteger la identidad de la joven y evitar su exposición pública, la Justicia solicitó no difundir el lugar de residencia de la adolescente. La causa sigue abierta y bajo investigación, mientras la víctima recibe acompañamiento para garantizar su seguridad y asistencia legal.