HISTORIAS COTIDIANAS

El riesgo de tomar mate en el Paseo de la Costa

Algo que te pasa a vos y a mí. Realidades que vivimos en Neuquén.
lunes, 26 de octubre de 2015 · 11:38

El hermoso Paseo de la Costa, un lugar maravilloso utilizado para actividades recreativas, para realizar ejercicios, para dar un paseo con amigos y familia, para los turistas y los románticos.

Según expresan las autoridades de la Corporación para el Desarrollo Integral de Neuquén Sociedad del Estado – Cordineu S.E – (quienes llevan adelante el proyecto del Paseo) el lugar tiene como propósito el desarrollo turístico, vial y de servicios, a partir de la rehabilitación urbana del área ribereña.

Hasta acá, todo muy bello y el objetivo está cumplido. Innumerable cantidad de personas visitan el lugar en cualquier momento del día y es porque ya todos saben que un buen momento tienen asegurado de vista al río. Un lugar de ensueño, en pocas palabras…Eso sí, siempre y cuando no tomes dos termos completos para mate entre tres amigas. La desesperación vivida en ese lugar, quedó para la historia.

Era una cotidiana tarde de jueves cuando con mis dos amigas, Daiana y Micaela, pensamos dar unas vueltas en auto para romper la rutina. Por suerte - o no tanta – recordamos que la capital contaba con tan increíble lugar. Llegamos, buscamos lugar en el cual sentarnos sobre el pasto, "mateamos” y entre anécdotas y risas (además de ponernos al día en cuanto a todo lo que había sucedido en nuestras vidas) se fueron dos termos de agua… Directos a nuestras sensibles vejigas.

Pasó una hora, pasaron dos horas y casi tres. En ese momento, decidimos que debíamos levantarnos e ir al baño. Con las piernas apretadas, comenzamos a caminar a un ritmo desesperante hasta llegar a Prefectura.

-Buenas tardes… Te hago una preguntita, sé que por lo general la respuesta sería no, pero de verdad necesitamos ayuda. (Estábamos a punto de obtener un título: Licenciadas en Dramatización)

-Digame señorita.

-¿Podremos pasar al baño? No damos más.

-Uff, quisiera ayudarla pero está mi jefe… está complicado.

-Pero te compro un paquete de galletitas si querés… No sé, algo. Te lo pido.

-De verdad que no podemos dejarlas pasar.

Mientras nos retirábamos, pensábamos cómo era posible que desde Prefectura no dejaran ingresar al baño a tres jóvenes desesperadas que, además, ofrecían un paquete de galletitas por "el favor”. Seguimos pensando a dónde podíamos ir. "¡Listo… vamos a la confitería que está ahí!”, dijo Daiana.

- Hola, hola, hola. (ahora éramos Miss Simpatía) . Una consulta, ¿sólo pueden utilizar el baño quienes consumen algo?.

- Buenas tardes. Sí, sí.

- Ah bueno… ¿Tienen plata chicas? ¿No? - pregunté - Eh… ¿trabajan con Visa? ¿Qué tenés para que compremos? - dije mirando a la moza.

- Disculpen pero deberían sentarse a consumir algo en las mesas y después ir.

- ¿Qué? ¿No podemos llevar una pastafrola y la envuelvo en una servilleta? Algo tenés que tener. De verdad, necesitamos ir al baño - Se agotaba mi paciencia.

- Disculpen, pero no.

Ya no podíamos caminar. En principio nos daba risa pero tras dos intentos fallidos comenzábamos a ponernos nerviosas. Estábamos completamente alejadas de nuestros hogares y no había otro comercio cercano. Finalmente, Micaela recordó que sí habían baños públicos pero estaban en el ingreso al Paseo.

- ¡Listo, agarrá el auto y vamos a la entrada! ¡Rápido, rápido! - me gritó.

Manejé como pude. La radio sonaba fuerte para que podamos pensar en otra cosa. El colmo: no sabíamos ningún tema. Intentamos de todas formas mantener la calma sabiendo que la solución ya estaba cerca. Pasamos la primera rotonda, pasamos la segunda y pasamos la tercera.

-"Pongo balizas… ya está, no le va a pasar nada al auto. Bajemos ya, ya, ya".

- ¡Ay, siento que hacía mucho no me pasaba esto! Es un horror.

- Pasaron como tres horas… ¿Qué esperabas? Tranquila, ya llegamos.

Desde la cuadra de enfrente veíamos a dos mujeres paradas en las puertas de los baños públicos. Al fin la tortura había terminado cuando eran las 19:10. De antemano nos sentíamos aliviadas.

- Chicas, antes que sigan avanzando, no pueden pasar al baño - dijo una mujer que se encontraba parada en la puerta.

- ¿¿¿Qué??? - pregunté - ¿Por qué no? ¿De verdad? Tiene que ser un chiste.

- Acabamos de cerrar las puertas y no tenemos la llave del candado.

Ya no teníamos tiempo para discutir con nadie. Comenzábamos a lamentar el momento en el que decidimos ir al Paseo de la Costa. Nos olvidábamos de los pajaritos volando, del hermoso verde que nos cubría y sólo nos preguntábamos: ¡¡¿Por qué tomamos DOS TERMOS?!!.

No tuvimos otra opción que volver a subir al auto, agarrar Ruta 22 y frenar, nuevamente con balizas, en un conocido lugar de comida rápida. Sin preguntar, irrumpimos en el lugar. Todas coincidimos en que nunca sentimos tanta satisfacción por habernos ido finalmente del Paseo de la Costa. Supongo que toda anécdota tiene su aprendizaje: Nunca tomes dos termos para mate en el Paseo sin tener asegurado un baño.

 


Algo que te pasa a vos y a mí. Realidades que vivimos en Neuquén City.

Mirta López

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