El arte de los autos que caben en una mano

Terminar un autito de colección le puede llevar meses desde que inicia la investigación, consigue el modelo o lo construye, lo pinta, lo personaliza, lo deja exactamente igual al original pero que cabe en la palma de una mano.

Claudio Varela, que hace obras de arte en platería, inició hace años este camino de autitos a escala y desde ese momento ha sido el deleite de coleccionistas de Argentina y el mundo.

En su vivienda de Trenque Lauquen, los llamados se suceden unos tras otros de distintos lugares donde apasionados por el automovilismo de todos los tiempos o de la historia de los vehículos, solicitan una pieza única para su colección. La perfección llega hasta las publicidades que utilizó en cada carrera un ídolo del TC o el modelo de faros delanteros de un Ford T o un Renault 12.

Desde su taller, habló por AM 550 y 24/7 Noticias en el programa “Viaje al puerto de la noche” y contó en detalle cómo va elaborando cada uno de los pedidos. “En muchos casos cuesta desprenderse de una obra, porque son muchos meses que te lleva hacerlo, cada día le vas haciendo algo y termina formando parte de tu vida cotidiana. Pero también me hace feliz saber que adonde va formará parte de una colección o de alguien que lo llenará de afecto”, indicó.

Varela, que además colabora en la venta y atención de aparatos de aire acondicionado en el comercio de su padre, sostuvo que “no somos muchos en el país, seremos 10 o 12 los que hacemos estos trabajos y existe mucha solidaridad entre nosotros, nos juntamos, nos pasamos datos”.

En algunos modelos de autos de competición, el artista parte de la base de autitos de otros países que se van adaptando a los modelos locales. En otros, conforma un verdadero taller mecánico, donde va construyendo cada pieza e interior de los autos y luego los ensambla y termina. Su obra más preciada “fue una cupé con la que corrió (Ernesto) “Tito” Bessone y está en una colección en General Roca”.

En esa colección, cada vez que el automovilismo nacional llega a la región, sus pilotos no dejan de admirar la terminación y perfección de los autos con los que alcanzaron renombre en el país y fueron protagonistas de triunfos resonantes.

Paralelamente, con la misma paciencia y talento, va cincelando obras de platería relacionadas con una larga tradición de estilo campero bonaerense que culminan decorando la vestimenta del paisano o del caballo, cuchillos, copones, entre otras piezas.