Con cuatro años fue la donante de médula y salvó a su hermana

Trasplante de médula y dos hermanas unidas en una misión de amor. De Trevelin a Córdoba, la odisea de una familia para que su hija sea transplantada en plena cuarentena.

Con tan solo 4 años, Melina, de Aldea Escolar, se convirtió en una de las únicas esperanzas para su hermana Sandra que padece leucemia y pueda ser operada. 

En medio del aislamiento preventivo social y obligatorio, todo es un poco más complicado y cuesta arriba. Sandra Quispe Ochoa, de 14 años, debía ser intervenida de manera urgente, así se lo habían indicado sus médicos cuando la cuarentena de coronavirus comenzaba a cerrar las últimas puertas y fronteras del país. 

La familia quedó separada a miles de kilómetros entre su ciudad natal y la provincia cordobesa: “Ustedes tienen que llegar sí o sí a Córdoba, aunque sea caminando”, fue lo que le informó el personal médico del Hospital Italiano al papá de la joven, según aseguran medios locales.  

Toda la familia debía someterse a estudios para detectar quién podía ser el donante de médula ósea para Sandra que se encontraba en Córdoba junto a su madre, quien la acompañaba codo a codo en la lucha de un nuevo tratamiento contra la leucemia y no había tiempo que perder. 

Como ya se sabe y está estipulado a nivel internacional se buscan los primeros donantes en el entorno familiar. En diálogo con una radio local, Basilio Quispe relató cómo sorteó todos los obstáculos para encontrarse con su hija y su mujer, con él quedaron su hijo Fran Alex, de doce años, su hijita menor, Melina, de cuatro y la abuela.

La sorpresa llegó cuando él mismo y su pequeña hijita resultaron compatibles para ser donantes y devolverle la esperanza de vida a su hija mayor: “Fue todo muy rápido. Sandra iba bien cuando le detectaron la enfermedad en 2017, había viajado cada mes a Córdoba para hacer el tratamiento y se había recuperado. Pasó el tiempo, estaba cursando su secundaria en la escuela 7724. Pero en septiembre del año pasado le hicieron un análisis y le dieron muy abajo las plaquetas”.

Sandra viajó en avión sanitario desde Esquel. “Nos ayudaron mucho los vecinos, el municipio, también la escuela, mis hermanos de la iglesia, todos nos conocen en la aldea y estamos muy agradecidos”. 

Sandra se trataba en el Italiano, pero a raíz de complicaciones con la cuarentena definieron trasplantarla en el Sanatorio Allende. En ese momento se definió que Melina, a pesar de sus cuatro años, era más apropiada para donar la médula a Sandra. “Mi esposa se sentó con ella y le dijo ́vos vas a regalar un poquito de sangre a tu hermana".

Para la pequeña Melina, implicó recibir algunas vacunas para estimular el trabajo de la médula y poder pasarla a su hermana a través de un catéter. “Fue difícil, pero las dos ya están bien”, reconoce su papá. “Fue una intervención sin cirugía pero todo duró tres días”.