Vandalizaron mural que recuerda a una desaparecida y una Madre de Plaza de Mayo

Un mural ubicado en el barrio Islas Malvinas, que recuerda las figuras de Josefa Lépore, más conocida como "Beba" y Susana Mujica, apareció vandalizado en las últimas horas. El mural que se encuentra en República de Italia y Rawson de la ciudad de Neuquén presenta las figuras de Beba Mujica, Madre de Plaza de Mayo filial Neuquén, y su hija Susana, desaparecida el 9 de junio de 1976 durante la última dictadura militar. Sobre la imagen aparece la frase "Viejas Chorras". 

Desde el Partido Obrero y el Plenario de Trabajadoras expresaron su repudio a la vandalización de la pintura realizada por el grupo "Mujeres y Memoria". Consideran que se trató “de una expresión de la campaña negacionista del gobierno de Javier Milei y Victoria Villarruel”. Por otra parte, convocaron a los vecinos a acompañar la restauración del mural.

El grupo que realizó esta pintura está compuesto por artistas locales que realizaron 13 murales en diferentes paredes cedidas por los vecinos del barrio Islas Malvinas, que reflejan “la historia de las luchas de mujeres neuquinas contra el estado, sus gobiernos, por los derechos humanos y contra el patriarcado”. 

La pintura forma parte del Museo a Cielo Abierto del barrio Islas Malvinas y fue declarado de Interés por la Legislatura de Neuquén, ya que es la expresión de las diferentes luchas de las mujeres contra la violencia estatal y de los gobiernos por desapariciones y femicidios.

Desde las mencionadas organizaciones señalaron que el mural "tiene un alto contenido social e histórico y ya constituye un patrimonio de la ciudad de Neuquén porque son los mismos vecinos y vecinas quienes han solicitado que se exprese esta temática en los paredones de sus casas".

La historia de Beba y Susana Mujica

Susana Mujica tenía 27 años, había nacido en Cutral Co, tenía una hija de 2 años y un bebé recién nacido, y dictaba las materias de Sociología y Antropología Social en la carrera de Servicio Social. El 9 de junio de 1976, hombres armados irrumpieron en la casa de Susana, sobre la calle Irigoyen. También estaba su alumna Cecilia Vecchi. Secuestraron a las dos.

Cuando la maniataron a Susana, le quitaron a su hija Matilde de los brazos, le impidieron abrazar a su madre, Josefa Lépore, más conocida como Beba, quien apenas alcanzó a colocarle un tapado sobre los hombros. Susana y Cecilia fueron llevadas a la delegación de la Policía Federal, en la calle Santiago del Estero 136, donde ya había otros detenidos. Quien comandó el operativo en su casa fue el agente de Inteligencia del Ejército, Raúl Guglielminetti, que actuaba con la falsa identidad de “Mayor Guastavino”. Después las subieron a una camioneta, las taparon con una lona y las llevaron a un descampado, probablemente al terreno donde funcionaba desde hacía muy poco el centro clandestino de detención La Escuelita, ubicado al fondo del predio del Batallón, donde permaneció alrededor de una semana.

Susana junto con otros secuestrados fueron llevados en avión hasta Bahía Blanca, donde permanecieron en otro centro clandestino. En esa oscuridad del horror, sus torturadores la insultaban porque había sido mamá, y ella clamaba por agua y por unos remedios que necesitaba tomar. Pensaba en sus hijos y recordaba las canciones que le cantaba a su pequeña de dos años.

Susana Mujica fue secuestrada el 9 de junio de 1976. Tenía una hija de 2 años y un bebé de apenas diez días. Cuando estaba secuestrada en La Escuelita de Bahía Blanca les pedía a los otros detenidos que se hicieran cargo de sus hijos porque sabía que no iba a volver.

En cautiverio, Gladis Sepúlveda, quien la conocía de la universidad, recordó su voz durante esos días de cautiverio, escuchó unos forcejeos e insultos cuando los guardias la sacaron del lugarcon destino incierto. Desde ese momento, nunca más se supo de ella ni de Vecchi.

Su madre Beba, luchó incansablemente para encontrarla con vida ante el silencio cruel de los militares. Un tiempo después, se convertiría en una de las principales referentes de Madres de Plaza de Mayo de Neuquén y Alto Valle -que marchó hasta su muerte a los 87 años, en marzo de 2003- gritando: “Con vida los llevaron, con vida los queremos”.