Dicen que el cambio operó allá por los ´90, pero quién sabe. El hecho es que cada vez que se aproxima una cita electoral, comienzan a proliferar las encuestas truchas (y de las otras); y este camino a las urnas no es la excepción, sino todo lo contrario.
Las encuestas truchas no fallan, sino que buscan seducir a través del engaño por el simple hecho de que son instrumentos de campaña. Tanto es así que cuando un partido político contrata a una consultora, recibe dos muestreos: una con los números reales (que usan para ajustar discursos y estrategias) y otra en la que le da ganador o al menos bien posicionado (por simple hecho de haberla pagado).
“Las grandes derrotadas fueron las encuestas” o “sólo unas pocas acertaron” son frases de molde que suelen repetirse en los canales de TV tras cada acto electoral. Pero la realidad es que esas encuestas no fallan sino que, deliberadamente, tenían números falsos.
Ahora, en la cuenta regresiva rumbo al 26 de octubre, Neuquén se ha convertido en tierra fértil para la proliferación de las encuestas truchas de las que La Libertad Avanza (LLA) y Frente Patria asoman como sus principales cultores.
En el mundillo político esas maniobras son sobradamente conocidas. Se sabe. Como también se sabe que las encuestas posta (la de los números reales) hablan de una polarización entre La Neuquinidad y LLA, con una ventaja en favor del partido provincial. Esos muestreos (que no se muestran) también vaticinan una performance pobre para el kirchnerismo, al que ubican demasiado lejos de la pelea por las bancas en ambas cámaras del Congreso de la Nación.
Eso explica por qué, desde hace unos pocos días, ha comenzado a hablarse del voto útil; es decir, el de los vecinos afines al peronismo que para evitar el ingreso de legisladores libertarios, podrían respaldar al frente provincial de partidos, que incluye desde el PRO al peronismo, pasando por muchas otras expresiones políticas.
El tiempo lo dirá. Pero, a juzgar por los antecedentes, y porque se sabe quiénes hacen circular los muestreos, podría decirse que la circulación de encuestas truchas está sobradamente acreditada.