Una empleada de un supermercado de Viedma consiguió que la Justicia le diera la razón tras una larga pelea con la ART. Todo empezó con un dolor en el hombro izquierdo, mientras empujaba un carro lleno de mercadería durante su jornada laboral. Era una tarea habitual: esfuerzo, movimientos repetitivos y poco descanso.
Al principio, la Aseguradora de Riesgos del Trabajo (ART) reconoció el accidente y le brindó atención médica. Pero después, la comisión médica dictaminó que la lesión no tenía relación directa con su empleo y que no había quedado con secuelas incapacitantes. Con ese argumento, cerraron el caso.
La trabajadora no se quedó conforme y presentó una demanda. En el juicio, una médica perita revisó el caso y concluyó que la mujer padecía “hombro doloroso simple”, una tendinosis del supraespinoso provocada por los movimientos forzados y repetitivos propios de su tarea como repositora.
Con ese informe sobre la mesa, la Cámara Laboral de Viedma entendió que la lesión fue consecuencia directa de su trabajo y ordenó que la empresa Experta ART S.A. la indemnice por la incapacidad que se le reconoció.
El fallo vuelve a poner en debate las condiciones laborales en algunos supermercados, donde el esfuerzo físico y las tareas repetitivas suelen pasar inadvertidas hasta que el cuerpo dice basta.