El viento blanco, la nieve, el agua helada y la oscuridad no son rivales para quienes hacen del rescate una forma de vida. En distintos rincones de la Patagonia, tres historias recientes —tan distintas como heroicas— se entrelazaron en un mismo hilo: la voluntad humana de no rendirse.
El Lanín y la carrera contra el tiempo
Era una noche sin luna en la cara sur del volcán Lanín cuando Ezequiel Caporaletti y Ricardo Calderón tomaron una decisión que cambiaría el desenlace de una historia que pudo ser trágica. Los mellizos Fermín y Manuel Ibáñez, montañistas experimentados, no habían regresado a la base Tromen. El reloj marcaba las 18 del jueves, y la montaña empezaba a cerrar sus caminos bajo un temporal de viento blanco.
“Si no salíamos esa madrugada, estábamos hablando de dos personas muertas”, recordó después Calderón. Sin esperar la luz del día ni el alivio del clima, los guías emprendieron la búsqueda a las 4 de la mañana, guiados apenas por una señal satelital.
A 2200 metros de altura, hallaron a Fermín en estado de hipotermia severa. Una maniobra de helicóptero, ejecutada con precisión milimétrica entre las ráfagas, permitió su rescate. Dos horas después, a 2800 metros, vieron moverse algo en la nieve. Era Manuel. “¡Vamos Manu, carajo!”, gritó Calderón mientras la montaña devolvía un eco de vida.
Ambos fueron rescatados con signos de congelamiento, pero vivos. Y en esa línea delgada entre el rescate y la tragedia, la experiencia, la intuición y el coraje fueron decisivos. “Es una carga emocional enorme —reflexionó Calderón— porque uno sale a buscar personas vivas, pero sabe que puede encontrar otra historia”.
El Correntoso y el coraje adolescente
El lago Correntoso ofreció otra lección de valentía. Era el Día de la Madre cuando dos chicos, Violeta y Francisco, de 13 y 12 años, vieron a personas en peligro en el agua. Lo que siguió fue una cadena de decisiones rápidas y un ejemplo de instinto solidario.
Sin pensarlo, se lanzaron al lago en su tabla SUP, llevaron chalecos a los kayakistas y ayudaron a coordinar el rescate junto al vecino Mariano Giraldi, que colapsó por el esfuerzo. Cuando él ya no pudo más, los adolescentes tomaron la soga de su tabla y remolcaron a todos hasta la orilla.
“¡No paren de remar, que ya llegamos!”, los alentaba Giraldi, mientras la orilla se acercaba y la hazaña se volvía realidad. Exhaustos, con las muñecas doloridas, los chicos siguieron ayudando a cubrir a los rescatados con toallas y ropa seca.
“Son unos genios totales”, dijo una vecina que presenció la escena. Y lo cierto es que ese día, en el agua helada del Correntoso, dos adolescentes demostraron que la empatía no tiene edad.
Once horas de esfuerzo en Mallín de las Nieblas
El tercer episodio ocurrió en el sendero de Mallín de las Nieblas, donde un excursionista sufrió una lesión en la rodilla que le impidió continuar. Eran las 17:21 cuando se activó el protocolo de emergencia. Lo que siguió fue una maratón de trabajo en la montaña: 20 rescatistas del grupo de Villa La Angostura y del Departamento ICE del Parque Nacional Nahuel Huapi se desplegaron en una zona de difícil acceso, con baja visibilidad y terreno escarpado.
A medianoche lo hallaron, lo inmovilizaron y, después de once horas ininterrumpidas, lo evacuaron hasta la entrada del sendero. Eran las 3:40 de la madrugada. La misión se había cumplido.
Desde el área de emergencias del Parque Nacional destacaron la coordinación y la entrega de cada brigadista: “Estos procedimientos requieren preparación, trabajo en equipo y compromiso. Pero, sobre todo, vocación de servicio”.
Tres historias, una misma esencia. El Lanín, el Correntoso y el Mallín. Tres escenarios distintos, una misma fibra humana: la de quienes, ante el peligro, eligen actuar. En la Patagonia, donde el frío corta la respiración y la distancia se mide en horas de caminata, la vida muchas veces depende de la rapidez, la intuición y el coraje.
Allí, entre la montaña y el agua, entre la nieve y la noche, los héroes no llevan capa. Solo llevan abrigo, decisión y la certeza de que siempre vale la pena intentarlo una vez más