La jornada de inusual calor en Bariloche tuvo un final inesperado. El lunes por la tarde, una tormenta eléctrica irrumpió de golpe y tomó por sorpresa a quienes disfrutaban de las playas. La intensa lluvia, acompañada de ráfagas de viento que alcanzaron los 60 kilómetros por hora, dejó su marca en el paisaje natural y alteró la calma de la región.
En cuestión de minutos, el arroyo Melgarejo cambió radicalmente su aspecto. Tras varios días de sequía, el cauce se volvió un torrente marrón y desbordado, arrastrando piedras, arbustos y pequeños árboles que terminaron flotando en las aguas del lago Gutiérrez. La fuerza con la que el agua descendió desde la montaña hacia la vera de la Ruta 40 sur generó preocupación entre los vecinos, que observaron con inquietud el comportamiento del torrente.
El Servicio Meteorológico Nacional informó que la precipitación acumulada fue de entre 10 y 20 milímetros, aunque en algunas zonas los valores fueron superados. No es la primera vez que ocurre un episodio de estas características: desde hace años, los residentes reclaman el entubamiento del arroyo como medida preventiva para proteger viviendas y estructuras cercanas.
Este tipo de fenómenos recuerdan el peligro de las tormentas eléctricas en zonas de montaña, donde en pocos minutos pueden provocar crecidas repentinas en arroyos y cañadones. Ante estas condiciones, especialistas recomiendan evitar salidas a la montaña o lugares expuestos, ya que cada minuto puede marcar la diferencia entre un susto y una tragedia.