Mientras los ciudadanos se debatían qué color de la Boleta Única de Papel elegir, en Viedma hubo quienes decidieron que la democracia podía esperar, al menos hasta que se apagaran las luces del casino. El templo del azar abrió sus puertas hasta las cinco de la mañana del domingo electoral, como si la veda fuera un mito urbano y no una norma nacional.
Pero eso no fue todo. Según confirmó la Justicia Electoral, al menos 15 comercios -entre bares, cervecerías y locales nocturnos- decidieron interpretar de manera errónea la ley y la obligación la convirtieron en opcional para seguir facturando como si nada. La Policía de Río Negro, salió a recorrer la ciudad y labró contravenciones.
Y acá viene lo jugoso: el casino, ese lugar donde la suerte es ley y la ley es suerte, fue uno de los multados. ¿La infracción? Haber funcionado hasta las cinco de la mañana, cuando la veda ya estaba más vigente que nunca. ¿La respuesta del casino? Silencio absoluto. Ni una ficha, ni una declaración. Como si el croupier se hubiera tragado el comunicado.
La Justicia Electoral, por su parte, no se anduvo con vueltas. Aplicó sanciones económicas a todos los infractores, aunque no detalló los montos. Lo que sí dejó claro es que la veda no es decorativa, y que abrir un bar en plena madrugada electoral no es un acto de rebeldía, sino una violación lisa y llana.
Viedma vivió una noche de elecciones con sabor a happy hour. Tal vez sea que, en tiempos donde todo se negocia, hasta la democracia tiene precio y se paga en fichas.