Un canto que volvió a nacer
El silencio de la tarde en el Centro Oncológico Integral (COI) se rompió con un sonido inconfundible: el golpe del kultrún, el tambor mapuche que acompaña desde siempre a la familia Berbel. Luego, su voz. Esa voz que tantas veces unió a los neuquinos, volvió a sonar más fuerte que nunca.
Marité Berbel, ícono de la música patagónica, celebró su alta médica cantando el himno neuquino “Neuquén Trabun Mapu”. Fue un momento profundamente simbólico: una artista que transformó el dolor en canto, y la enfermedad en esperanza.
La lucha y la superación
Marité atravesó un cáncer de tiroides, la misma enfermedad que afectó a su padre, Marcelo Berbel, y a otros integrantes de la familia. A pesar del diagnóstico y de las exigencias del tratamiento, nunca abandonó la música ni su compromiso con el público.
El procedimiento incluyó una innovadora técnica de radioterapia con control respiratorio “Deep Inspiration Breath Hold (DIBH)”, aplicada con un acelerador lineal de última generación. Esta tecnología, utilizada en pocos centros de Latinoamérica, permite proteger los órganos vitales durante el tratamiento y reducir los efectos secundarios.
El sonido de la vida
En el COI, cada paciente que supera el cáncer toca la campana de la vida, símbolo de victoria y agradecimiento. Ese día, cuando Marité hizo sonar la campana, decidió acompañarla con su voz. El resultado fue un momento único: pacientes, médicos y enfermeros se unieron en un aplauso que mezcló emoción, orgullo y alivio.
“Celebramos junto a Marité Berbel quien finalizó su tratamiento de radioterapia en el COI Leben Salud. Su voz llenó la sala de esperanza”, compartió la institución en sus redes.
Una historia que inspira
La trayectoria de los Berbel está marcada por la música, la identidad neuquina y también por la lucha. De su padre heredó la pasión, la templanza y la resiliencia. Y hoy, esa herencia se multiplica en cada nota que entona.
Acompañada por su compañero de vida, Luis Trujillo, y por el equipo médico que la asistió durante todo el proceso, Marité se despidió del tratamiento de la mejor manera que sabe hacerlo: cantando y agradeciendo.
Orgullo neuquino
La recuperación de Marité Berbel no es solo una buena noticia personal. Es también un gesto colectivo de fe, de ciencia y de amor por la vida. Su voz volvió a recordarle a Neuquén que la esperanza también se canta, y que cada inspiración puede ser el comienzo de una nueva melodía.