Salud de Río Negro difundió recomendaciones para prevenir el botulismo, una enfermedad neurológica severa caracterizada por parálisis flácida causada por la neurotoxina botulínica. Se trata de una intoxicación potencialmente mortal, pero tratable y prevenible, que afecta tanto a adultos como a niños menores de un año. La rápida administración de antitoxina reduce la letalidad y la identificación oportuna del alimento contaminado previene nuevos casos.
El botulismo puede presentarse en dos formas principales: alimentario y del lactante. En el primero, la intoxicación se produce tras ingerir alimentos contaminados con la toxina preformada, especialmente conservas caseras de vegetales, carnes o pescados mal esterilizados o con baja acidez. Los síntomas aparecen entre 12 y 36 horas después de la ingesta e incluyen debilidad general, visión doble, dificultad para tragar y hablar, sequedad de boca y vómitos. En casos graves, la muerte puede sobrevenir por fallo respiratorio.
En la región es habitual la elaboración y comercialización de conservas caseras como escabeches y latas en aceite de pescados, mariscos, vizcacha, jabalí, morrones y vegetales. Por ello, se recomendó no consumir productos que no garanticen un tratamiento térmico adecuado y, en caso de elaborarlos para uso familiar, cumplir estrictamente con pautas de tiempo, temperatura y acidez, utilizando envases nuevos y limpios, y buscando asesoramiento técnico para asegurar la calidad sanitaria.
El botulismo del lactante se produce por la ingestión de esporas que generan toxina en el intestino. Afecta a niños menores de un año, con mayor frecuencia entre las dos semanas y los seis meses de edad. Los síntomas incluyen estreñimiento, succión débil, dificultad respiratoria, llanto débil y pérdida del tono muscular. La miel es una de las fuentes más frecuentes de esporas, por lo que se recomienda no suministrarla ni colocarla en chupetes o tetinas antes de amamantar.
Las autoridades sanitarias remarcaron que esta intoxicación, aunque puede ser mortal, es sobre todo prevenible. Se aconseja lavar y cocinar adecuadamente las verduras destinadas a menores, evitar la exposición de bebés a ambientes con polvo en días de viento y acudir de inmediato al centro de salud ante la aparición de síntomas. En caso de contar con restos de alimentos consumidos, deben conservarse en heladera para su análisis.