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Un viaje complicado: pagó clase Premium, terminó varado en Dallas y la justicia ordenó indemnización

Un hombre de Viedma contrató pasajes en Economy Premium para viajar a Estados Unidos, pero terminó en una categoría inferior, con menos servicios, demoras interminables y una noche en el aeropuerto de Dallas.

Jueves, 04 de diciembre de 2025 a las 08:00
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El pasajero de Viedma terminó varado en Dallas tras pagar clase Premium.

El viaje comenzó con la ilusión de un asiento más cómodo y un servicio superior, pero terminó convertido en una pesadilla. El pasajero de Viedma había elegido la clase Economy Premium para su itinerario internacional, confiando en que la diferencia de precio le aseguraría un trayecto más digno. Sin embargo, las reprogramaciones lo empujaron a una categoría inferior, con menos atención, menos comodidades y un destino inesperado: una noche varado en el aeropuerto de Dallas, sin explicaciones claras ni asistencia suficiente.

La odisea derivó en un reclamo formal ante Defensa del Consumidor, que sancionó a la agencia de viajes intermediaria. El fallo del fuero contencioso rechazó el recurso de la empresa y ratificó la multa impuesta por la Agencia de Recaudación Tributaria. Se acreditaron infracciones graves: falta de información clara sobre los cambios de clase y las cancelaciones, trato indigno, incumplimiento contractual y desconocimiento de las condiciones pactadas.

El expediente reveló que la agencia nunca brindó una respuesta adecuada. No gestionó alternativas razonables y ofreció un reintegro que apenas alcanzaba al 10% de la diferencia real. El pasajero, que había pagado por un servicio superior, terminó con gastos extras y un viaje que se convirtió en un ejemplo de cómo la comodidad prometida puede evaporarse en la burocracia de las plataformas.

La Justicia fue contundente: recordó que la agencia forma parte de la cadena de comercialización y responde de manera objetiva y solidaria junto con la aerolínea. Por eso confirmó la multa equivalente a tres canastas básicas y mantuvo el daño directo fijado en 2.000 dólares, para compensar la diferencia entre la clase contratada y la efectivamente prestada. La indemnización deberá convertirse a pesos al momento del pago, según el tipo de cambio oficial vigente.

El caso deja una lección amarga pero clara: las agencias no pueden esconderse detrás de las aerolíneas y deben responder por cada incumplimiento. Lo que empezó como un viaje hacia el sueño americano terminó como una crónica de indignación, con un pasajero que pagó Premium y recibió trato de turista de segunda.

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