Con la voz serena pero cargada de emoción, Alison Calfunao habló por primera vez públicamente tras meses de silencio, operaciones de altísimo riesgo y una lucha por sobrevivir que conmovió a toda la provincia de Neuquén. En diálogo con AM550, la mujer habló por primera vez públicamente y relató cómo enfrenta su proceso de recuperación luego de haber sufrido la amputación de una pierna y un trasplante de corazón, consecuencia de una intervención quirúrgica donde se investiga mala praxis.
“Todos los días le hablo al corazón. Le quiero agradecer a la persona de donde vino, a su familia. Porque me dieron la oportunidad de vivir. Es realmente un milagro”, expresó Alisson, en una frase que resume tanto su gratitud como la magnitud del camino que debió atravesar.
Una intervención que cambió su vida para siempre
Todo comenzó con una ligadura de trompas, un procedimiento ginecológico habitual. Pero algo salió mal. Lo que debió ser una operación de rutina terminó en una cadena de complicaciones médicas que llevaron a Alison a perder una pierna y a necesitar un nuevo corazón para seguir con vida.
Hoy, tras haber sido dada de alta del Hospital Italiano de Buenos Aires, donde recibió el trasplante, se encuentra en un centro de rehabilitación llamado Araucaria, dando los primeros pasos —literal y simbólicamente— en su nueva vida.
“Estoy en un centro de rehabilitación, a las 9 voy al gimnasio y ahí arrancamos con el tema de lo que es la prótesis, adaptando la pierna y adaptando el cuerpo”, contó con precisión y determinación.
Alison realiza sesiones de una hora y media, dos veces por día, como parte de su exigente rutina de recuperación. Según los médicos, la evolución es favorable, especialmente en lo cardiológico.
El regreso a casa y una deuda pendiente
Su gran objetivo ahora es volver a Neuquén, su ciudad natal. Pero quiere hacerlo bien: “Quiero irme tranquila, de que voy a estar bien. Hacer las cosas como corresponde”, dijo, consciente de que aún le quedan “dos o tres meses más de rehabilitación”.
Durante este proceso sus hijos y su familia fueron un sostén fundamental del proceso. "Cuando estoy triste, que a veces pasa, mis hijos me sacan a flote", admitió la mujer. Sin dudas un ejemplo de lucha.
La causa judicial está en marcha, y Alison no oculta que tiene muchas preguntas. Pero por ahora, prefiere enfocarse en lo más urgente: sanar.
Fe, hijos y agradecimientos
En la entrevista radial, Alison no olvidó mencionar a quienes la acompañaron en este proceso: desde los profesionales del Hospital Italiano hasta quienes rezaron por ella, enviaron mensajes de aliento o simplemente sostuvieron su nombre con cariño a la distancia. “Quiero darles gracias a todos los que oraron por mí. Mandaron fuerzas que sirvieron un montón”, dijo emocionada.
También contó que ya pudo ver a sus hijos y que espera reencontrarse con ellos pronto, cuando se trasladen a Buenos Aires para acompañarla.
“Tengo días en los que decaigo, pero generalmente estoy bien”, reconoció con la honestidad de quien enfrenta un proceso largo, difícil, pero lleno de esperanza.
Un testimonio que conmueve
Esta fue la primera vez que Alison habló con los medios, y su voz, lejos de ser la de una víctima, fue la de una mujer fuerte, agradecida y determinada. No pidió compasión ni venganza. Solo habló con claridad, con responsabilidad y con una inmensa fe en la vida.
Su caso es un llamado a la reflexión sobre el sistema de salud, la responsabilidad médica y también sobre el poder de la solidaridad, la fe y el amor. Alisson está viva. Y eso, como ella misma dijo, es un milagro.