El parador de la Quinta Bajada en Las Grutas vuelve a quedar en el centro de la polémica. Esta vez, por un posible cambio en el pliego de concesión que abriría la puerta a la actividad nocturna, algo que estaba expresamente prohibido en el contrato anterior. El tema no solo generó cortocircuitos en el Concejo Deliberante, sino también entre vecinos y sectores del empresariado local, que ven con preocupación la falta de reglas claras.
La discusión estalló cuando el Ejecutivo municipal presentó un nuevo borrador del pliego que, según denunciaron desde el bloque Compromiso Ciudadano, incorpora condiciones similares a las del parador de la Cuarta Bajada, donde sí se permite la nocturnidad. El concejal Alejandro Araño fue tajante: “La comunidad fue clara: no quiere boliches ni fiestas en la Quinta. Es un espacio pensado para actividades de playa, de día, en familia”.
La concesión anterior, a cargo de la señora Castillo, fue revocada por incumplimientos serios: diferencias en la rendición de cuentas, obras no ejecutadas y realización de eventos nocturnos sin autorización. “No era un boliche. Era un snack bar con sombrillas”, dijo Araño en una entrevista radial, donde dejó entrever que el nuevo pliego “huele raro”.
El edil también planteó que modificar las reglas del juego podría perjudicar a potenciales oferentes que se bajaron por las condiciones originales. “No hay fundamentos sólidos para cambiar el pliego. Hacerlo ahora implica que alguien podría haber tenido información anticipada o intereses acomodados. Si eso pasa, se rompe la equidad del proceso”, advirtió.
Vecinos, instituciones locales y el Consejo de Seguridad también hicieron saber su rechazo a la posibilidad de habilitar fiestas o espectáculos nocturnos en ese sector de la playa, al considerar que altera la convivencia y la identidad del lugar. Desde el Ejecutivo, en cambio, aseguran que “se busca potenciar el uso del espacio”, aunque aún no se presentó una justificación formal del cambio.