El mausoleo del General Manuel José Olascoaga, ubicado sobre la avenida Argentina y Riavitz, comenzó a recuperar su esplendor. Desde junio, el histórico espacio está en proceso de restauración bajo la coordinación de la subsecretaría de Cultura de la Municipalidad de Neuquén y con el trabajo minucioso de dos jóvenes especialistas: Marcos Barceló, de Cipolletti, y Abril Pepa, de Rosario, quienes se formaron en la Universidad Nacional de las Artes y hoy residen en la región.
“Nos encontramos con una obra tapada bajo muchas capas de pintura. Cada pincelada para cubrir un grafiti terminó escondiendo el relieve original”, contó Marcos en diálogo con el programa Entretiempo por AM550. “Ahora vamos descubriendo dibujos y detalles que estaban ocultos, y que es emocionante recuperar”, agregó.
Los trabajos incluyen la restauración de tres bajorrelieves en cemento y de una escultura de bronce de tres metros, además de la limpieza del basamento de piedra dolomita, que también había sido pintado. “Hasta el bronce estaba cubierto con pintura. Le habían pasado corrector, aerosol y capas de color encima. Todo eso lo estamos retirando con técnicas que permitan devolverle su materialidad sin dañarlo”, explicó Abril.
El proyecto integral contempla además la renovación de pisos, fachadas, cartelería y espacios verdes. El cierre perimetral del lugar permitió que los restauradores trabajen sin interrupciones, aunque el objetivo es habilitarlo parcialmente en las próximas semanas, una vez concluidos los relieves, y terminar la totalidad de las tareas en diciembre.
El mausoleo, inaugurado en 1983, guarda las cenizas de Olascoaga y de su esposa, Delfina Urtubey. Su valor histórico y simbólico es enorme, pero durante años sufrió vandalismo y abandono. “El problema no es solo la falta de mantenimiento, también es la falta de conciencia. Siempre se tapa con pintura para ‘salir del paso’, pero eso borra detalles únicos de la obra”, remarcaron.
Para Marcos y Abril, el trabajo en Neuquén representa un desafío profesional y también personal. “Nos conocimos estudiando en Buenos Aires y cada uno siguió su camino. Cuando surgió este proyecto en el mausoleo, lo llamé a Abril y le dije: ‘tenés que venirte’. Y acá estamos, felices de poder aportar a la ciudad”, contó Marcos.
Abril sumó: “La restauración no es dejar como nuevo, es conservar lo original con respeto. Es una tarea lenta, detallista y de mucha paciencia. Se trata de salvar lo que todavía queda y ponerlo en valor”.
Ambos remarcan que en la región sobra trabajo para restauradores: “Desde la Torre Talero hasta monumentos en Zapala y Cutral Co, hay un patrimonio enorme que necesita cuidado”, señalaron. Y coincidieron en que su deseo es seguir trabajando en la Patagonia para devolverle vida a esculturas, murales y edificios históricos.
“No se trata solo de piedras y bronce, se trata de identidad, de historia y de cultura”, concluyeron.
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