El Deliberante capitalino aprobó una ordenanza que habilita la delimitación, en los balnearios neuquinos, de sectores en los que podrán convivir en la playa humanos y no humanos; y esta disposición, que todavía resta llevar a la práctica (y ver cómo funciona), provocó este viernes una acalorada participación de oyentes en el programa Así Estamos, que se emite por Radio Mitre en Neuquén. De hecho, se abrió una grieta que parece difícil de resolver, entre quienes aplauden la iniciativa de llevar perros a la ribera del río (u otras mascotas) y quienes sostienen que no es conveniente, por razones de higiene o de mera convivencia.
Es la primera vez que se legisla en Neuquén al respecto, aunque la práctica de llevar animales, especialmente perros, al río, no es nueva; hasta ahora, había estado prohibida, aunque no en la práctica, como suele suceder con las disposiciones oficiales si no hay una correspondencia entre ellas y la realidad. La Ordenanza recién sancionada, parece obvio, intenta regular esa irrefrenable ola que empuja a los seres humanos a compartir su vida, en toda circunstancia, con sus animalitos adoptados, de los cuales, el más común y popular, es el perro. Se pretende regular, en este caso, la concurrencia a los balnearios, que, desde la construcción gradual del Paseo Costero, ofrecen ahora varios kilómetros de recreación con acceso directo al río, especialmente al río Limay.
Una oyente disparó, con un mensaje, el debate radial, indicando su oposición total a la medida. Enseguida, comenzaron a llegar mensajes en sentido contrario; y otros respaldando la iniciativa y declarando el amor irrestricto a los perros. Algunos mensajes hicieron gala de una poca frecuente ecuanimidad, sopesando el comportamiento humano acerca de la higiene en los balnearios (que no suele ser el mejor) con el que pueden tener los animales, específicamente, los perros.
En concreto, se nota que hay una grieta ancha que separa a quienes están a favor de quienes están en contra. Todavía no se sabe cómo se delimitarán las zonas en los paseos costeros. Según la ordenanza, cada balneario debería tener su sector marcado para perros y otras mascotas. Imaginando los días de mucho calor y concurrencia masiva, se torna difícil avizorar cómo sería esa franja que separa la humanidad a solas con la que está acompañada por otras especies.
Solo queda por ver, primero, si se aplica la Ordenanza tal como se previó; y, después, cómo reacciona la gente. Porque, se insiste, la grieta es perceptible.