La reina de los Países Bajos, Máxima Zorreguieta, arribó este viernes a la ciudad de San Carlos de Bariloche para continuar sus tradicionales vacaciones de verano en la Patagonia. El vuelo privado en el que se trasladaba aterrizó minutos después de las 14 horas en el aeropuerto Teniente Luis Candelaria, con un leve retraso respecto del horario previsto, que era cercano a las 13.
Desde temprano, personal de seguridad se encontraba apostado en las instalaciones del aeropuerto local, como parte del operativo que acompaña cada una de las visitas de la monarca al país. Tras su arribo, la reina fue trasladada a una estancia privada ubicada en las afueras de la ciudad, donde se espera que pase los últimos días de diciembre y el comienzo del Año Nuevo junto a su familia.
La presencia de Máxima en Bariloche no es una novedad para la región. Desde hace años, la reina y su entorno eligen la ciudad y sus alrededores para celebrar las fiestas de fin de año, una costumbre que genera expectativa tanto entre residentes como entre turistas que se encuentran de visita en la zona.
El interés que despierta su llegada se explica no solo por su rol institucional, sino también por su vínculo personal con Argentina, su país de origen, y por la elección reiterada de destinos patagónicos como espacio de encuentro familiar y descanso.
En temporadas anteriores, la monarca y sus hijas arribaron en vuelos separados, en cumplimiento de los protocolos de seguridad, y fueron trasladados de manera discreta a estancias privadas ubicadas en distintos puntos de la región andina, lejos de la exposición pública.