TESTIMONIOS

Gestar y parir en cuarentena: la nueva normalidad

Desde que la pandemia comenzó a hacer estragos por el mundo, todo lo que antes considerábamos “normal”, pasó a ser lo excepcional y las situaciones impensadas, la regla. Aquí 5 testimonios sobre la maternidad y paternidad en cuarentena.
sábado, 17 de octubre de 2020 · 03:31

Luego de 6 meses de cuarentena, rarezas como no poder tocarnos, no saludar con un beso, no compartir un mate o trabajar desde el sillón de casa, se tornaron parte de la nueva normalidad. Y, mientras la vamos asimilando, la vida sigue girando y los bebés siguen llegando al mundo.

Además de la ansiedad y de los miedos naturales que conlleva transitar un embarazo y estar frente a la inminente llegada de un bebé, el coronavirus trajo consigo situaciones impensadas para quienes están por ser papás.

Conversamos con ellos y les preguntamos cómo fue gestar y parir en cuarentena, cómo cambió su plan de parto, qué fue lo más lamentable de toda esa circunstancia y si aprendieron algo de ello.

Además de conocer sus experiencias en primera persona, como cachetazos de realidad, sus testimonios están llenos de enseñanzas y esperanza y eso es, quizá, una de las cosas más lindas que nos deja esta nueva “normalidad” que, a veces, apesta.

 

Hacer foco en lo importante

El 16 de mayo llegó Juana. Las semanas previas al parto, estuve muy angustiada y con mucha ansiedad. Me habían cancelado el turno con el obstetra, no tenía contacto con quién iba a ser mi partera y había un miedo paralizante en todo sentido. Mucha, mucha angustia de no saber cómo estaba el bebé, si yo estaba bien, si mi pareja iba a poder asistir al parto. Me sentía desolada y sola.

Dos semanas antes del parto el obstetra se contactó conmigo para hacerme los estudios de rutina. Luego de eso, fue un alivio total, saber que estábamos perfectas las dos. Entonces me focalicé en mí y en mi bebé. Dejé de mirar noticias y sólo investigaba sobre los cuidados de prenatales, el parto y postparto.

Personalmente me gusta planificar todo y proyectar cómo quiero que sucedan las cosas y, aunque la pandemia cambió todo lo que planifiqué para mi parto, llegado el momento, no fue muy diferente a cómo lo imaginé. El día del parto, estábamos tan sumergidos en nosotros tres que no importaba qué sucedía afuera. Juana nació por parto natural y súper sana. Fue un team work total así que ese día fue genial, pese al contexto.

Lo único positivo es que el puerperio lo pudimos hacer en familia, solos los 3, y pude dedicarme plenamente a ella y a adaptarnos mutuamente. Lo que lamento es no poder hacer muchas actividades con mi bebé fuera de casa o que cada vez que salimos sea con barbijo, sin poder ver nuestras expresiones.  

No tengo idea de por qué me tocó vivir la llegada de mi hija en este contexto pero si aprendí que no tiene sentido planificar tu vida cuando todo puede cambiar repentinamente. Aprendí a disfrutar del día a día y de quienes nos acompañan de cerca como la abuela de Juana, por ejemplo.

Y, a todas aquellas mamás que están por tener un bebé, les diría que va a estar todo bien y que sólo se concentren en su bebé, en la panza, que se conecten profundamente con cada movimiento. Mientras estés en eje con eso, lo que pasa afuera es circunstancial.

G.F, mamá de Juana.

 

Foto: Juana nació el 16 de mayo por parto natural y súper sana.

 

El 16 de junio, llegó  Milo

Cuando uno va a tener un hijo, ya de por sí está como alerta, atento a la evolución del bebé, a que todo esté bien. Pero la pandemia agregó más preocupaciones a las habituales que tiene un padre. Y, como varón, yo trataba de asistir con todo lo que fuera necesario, de acompañar y de transmitir tranquilidad, dentro de lo posible.

Particularmente, en mi caso, durante la gestación yo estaba trabajando, entraba y salía, entonces no estuvo muy bueno porque estábamos asustados. Y, a medida que se iba acercando la fecha, se iba agravando la situación del virus.

Con los controles del embarazo, también fue un tema. Fui a todos, pero solo pude entrar a dos ecografías, anteriores a la cuarentena, el resto tuve que esperar afuera. Entiendo por qué fue así, pero también me parecía contradictorio. Pensaba: se pueden juntar un montón de personas a comprar en el súper y yo no puedo entrar a ver la eco de mi bebé. Por suerte en el parto sí pude estar y fui el primero que agarró a mi hijo en brazos.

Milo nació prematuro y tuvo que estar internado 23 días hasta que nos dieron el alta medio forzada porque hubo un caso dentro de la clínica mientras estábamos ahí y se privilegió el cuidado ante el covid. En momentos así uno siempre tiene la compañía de amigos, familia, de gente querida que se acerca a desear buena onda, y todo eso ya no existe. Solo se puede de manera virtual porque todos los protocolos implicaban que no hubiera visitas, que no pudiera ir la abuela, ni nadie, no podíamos recibir ni un regalo, todo requería un estricto control. Te sentís más solo.

Yo creo en Dios y creo que nada de lo que pasa en la vida es por casualidad. Si Dios trajo a mi hijo en este momento es el momento exacto en el que él tenía que llegar. Esta es su historia y también algo que yo tenía que vivir.

Detrás de todas las experiencias negativas hay algo que aprender. En mi caso, la enseñanza fue muy grande. Muchas veces soy testarudo, quiero que las cosas sean como yo quiero y entendí que la vida cambia constantemente y hay que adaptarse, ser flexible. Y así será de aquí en más con esta nueva normalidad en la que me cuido mucho no sólo por Milo, sino porque también tengo otra hija que tiene un abuelo de más de 80 años; o por mi mamá, que el otro día se vino a vernos sin permiso porque sabe que si me avisa le digo que no venga. Mi mamá vio a Milo una vez desde que nació y su hermana no lo conoce.

Por eso, creo que cualquiera que esté en mi misma situación, tiene que informarse bien para tomar buenas decisiones. Y no hay que resistirse al cambio. Las cosas no van a ser iguales que antes. Pero sé que detrás de todo cambio vienen cosas buenas. Después de esto vamos a valorar mucho más los vínculos, la salud, la naturaleza, las cosas importantes de la vida. 

C.S, papá de Milo.

 

Foto: Milo, el guerrero de la neo. Hoy está en excelente estado de salud.

 

Nacida el 8 de julio

Para mí, gestar y parir en cuarentena fue extraño, impensado, más siendo primeriza. A veces me parecía que lo que pasaba era algo irreal, una mala película de terror. Pero, a la vez, me sentía afortunada de estar celebrando la vida en medio de una pandemia. Muy loco.

Yo tuve muchos miedos, a lo desconocido, a no poder proteger a mi hijita que todavía no llegaba al mundo y ya corría un riesgo. También tenía miedo de estar en una clínica después del parto habiendo estado aislados por completo durante meses. Fue muy angustiante cuando decían que no podían entrar los papás o algún acompañante. Después eso cambió, pero fue horrible.

Durante la gestación de Jazmín, si bien trabajé de forma virtual hasta el final del embarazo, esta situación me obligó a trabajar un poco menos y a disfrutar de mi pancita. Lo mismo pasó con el papá que trabajaba desde casa entonces no se perdía muchas cosas del embarazo y pudimos conectarnos. Por suerte, durante el parto salió todo bien y hoy los 3 nos disfrutamos cada día este gran desafío de ser papás.

Lo que más lamento de esta circunstancia es no poder compartir lo más lindo que me pasó en la vida con mis afectos, mis amigos. Mi mamá conoció a su nieta a través del vidrio del auto. Algo impensado tanto para ella como para mí, que siempre soñé que iba a compartir todo el proceso con ella. Lo que rescato es que durante la gestación me desaceleré laboralmente y quizás eso hace que uno conecte con lo realmente importante, con nuestro bebé, como pareja y como familia.  

Supongo que tanto yo como todos tenemos mucho que aprender de esto. Si se paró el mundo, por algo debe ser. Creo que estábamos con un acelere y consumismo incesante y deshumanizante y, de alguna forma, tenía que frenar. Claro que no siempre todos entendemos la lección. Pero eso ya es algo muy personal.

D.T, mamá de Jazmín.

Foto: Jazmín ya pudo estar en brazos de su abuela.

 

Nació el día de “los nacidos en pandemia”

El 16 de agosto, por cesárea, nació Bruno. Este es mi primer bebé y fue muy buscado. 3 años buscando y el último año con tratamientos de fertilidad. Fue una gran alegría enterarnos que estábamos embarazados pero jamás imaginamos que sería en un contexto como este.

Mi gestación en pandemia fue un poco solitaria. Mi familia vive en Mendoza, por lo cual, mis padres no me vieron embarazada. De todos modos agradezco la virtualidad porque fue la única forma de estar cerca de la familia y amigos. Solo fuimos a la casa de mis suegros tomando todos los recaudos para que la abuela, que no ve, pueda tocar la panza y, de algún modo, compartir este momento con ellos. Y fue un momento inolvidable.

Al principio sentimos mucho miedo de contagiarnos algo que no se sabe bien qué te puede hacer. Durante todo el embarazo íbamos conociendo día a día de qué se trataba este virus. Primero, que no podías dar la teta, después que sí; que si te daba covid, te separaban de tu bebé, después que no; que el papá no podía estar en el parto, después que sí. Era demasiada información y desinformación al mismo tiempo que realmente nos generaba mucha angustia.

Habíamos decidido tener al bebé en una clínica determinada porque sabíamos que estaba libre de covid y a último momento tuvimos que cambiar a otra. Pero, para cuando fui a parir ya no estaba libre del virus. Finalmente Bruno nació en pleno pico, un 16 de agosto que es el día de los nacidos en pandemia. Muy loco.

Yo pensaba: por qué me pasa esto a mí con todo lo que deseé ser mamá. Hasta que me di cuenta que le pasaba a todo el mundo y ahí solté la situación y dejé que fluya. Y, aunque había momentos en que era imposible no pensar en que, por ejemplo, no iba a poder tener a mi mamá cerca acompañándome, traté de no pensar en eso, porque era lo más sano para mí.

Creo que la pandemia me quitó la posibilidad de compartir el momento más importante de mi vida con las personas que quiero; tal vez, el único embarazo que vaya a tener. Y si tuvo algo de positivo puede ser el hecho de no recibir visitas los primeros días después de parir. Eso nos permitió encontrarnos con el bebé en un momento íntimo, poder escuchar perfectamente los consejos de las enfermeras, de la puericultora, tener esos días para nosotros tres, para recuperarme.

P.V, mamá de Bruno.

 

Foto. Bruno, duerme de día y descubre el mundo de noche.

 

En camino

Este es mi segundo embarazo y es muy diferente al anterior. Quedé embarazada en marzo cuando se suponía que eran 15 días de encierro y todo seguiría normalmente. Hoy transito el séptimo mes y cambió bastante la planificación del parto.

Por los protocolos de la clínica maternal, nos tenemos que organizar con tiempo porque no voy a poder rotar el acompañante, ni recibir visitas, ni ropa, ni nada. Entonces tenemos que llevar todo sin olvidar nada. Y, en mi caso que tengo una nena de 4 años, tengo que organizar su estadía con su tía y que esté cuidada y contenida porque cuando nazca el bebé, no sabemos por cuántos días no la vamos a ver.

El embarazo lo transito más en soledad. Todo lo hago sola, los estudios, las consultas a la doctora, las ecografías, todo. Y a eso se le suma que no puedo ver tanto a mi gente, a mi familia y amigos. Muchos ni siquiera me van a poder ver embarazada y eso es lo que más lamento de esta circunstancia.

Me cuesta sacar algo positivo de todo esto, pero creo que para poder estar más tranquila y llevar un embarazo más sano y tranquilo, tenemos que aprovechar la situación. Por eso, imagino que el parto será más privado, solo mamá y papá con el bebé en la clínica y también el primer tiempo en casa, porque debemos tener precaución ante los contagios. Creo que será una experiencia diferente, con más cuidados de los normales pero nada que no se pueda hacer bien.

Creo que un bebé, siendo deseado, siempre va ser una bendición. Por eso, las mamás que estamos por tener un bebé, tenemos que dejar a un lado los miedos y enfrentarlo. Soy de la teoría de que los bebés llegan cuando ellos quieren, no cuando la mamá o el papá lo planifican. Asique, si tiene que ser será, en cuarentena o no. 

V.V, mamá de un bebé en camino.

Foto: Hagan sus apuestas: ¿varón o nena?

 

 

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