AVENTURA
Un viaje por América, un perro y un pan lactal
Coty recorre la Patagonia con el sueño de unir el continente y llegar hasta Alaska. Este viaje se solventa con charlas de adiestramiento canino a la gorra y tiene un co-piloto muy particular: su perro Américo.Por Cecilia Russo, desde Bariloche.
Constanza Azinian había recorrido medio país cuando se dio cuenta de que su sueño estaba haciéndose realidad. Ella, su perro Américo y una camioneta comenzaron la gran aventura de sus vidas: de salir a la ruta y llegar hasta Alaska.
Coty – como suena en su contestador telefónico – empezó este viaje hace más de una década atrás, en su cabeza. En el 2008, luego de un viaje de mochilera por España, se propuso una meta por demás ambiciosa: “No quiero morirme sin recorrer lo más que pueda del mundo”.
A su vuelta, esta joven de Buenos Aires le propuso compartir este sueño a muchos de sus novios y amoríos pero, lejos de salir de esas relaciones con el corazón roto, tuvo una revelación: “Coty, este plan es tuyo y tenés que hacerlo vos”, se formuló a sí misma. Y arrancó.
Américo por América
En 2015, Constanza adoptó a Américo, un perro mestizo que, por aquel entonces, tenía tres meses "y muchos problemas de conducta, algunos psiquiátricos”, recuerda.
Con la idea de acompañar y ayudar a su nuevo compañero de cuatro patas, comenzó a tomar varios cursos que la llevaron a convertirse en adiestradora canina. “Yo había tenido una perrita cuando era chica pero nada que ver la conexión que empecé a tener con los animales a partir de Américo. Me cambió completamente la perspectiva”, confiesa.
Su amor por los perros y la conducta de su perro, llevaron a Constanza a meterse de lleno en el mundo canino y a convertir esa pasión en una forma de generar ingresos: "El tiempo que Américo pasó viviendo en la calle y, sumado a que yo desconocía un montón de cosas, hicieron que el tenga algunos conflictos”, señala, pero nada que con ayuda y atención no lograra mejorar.
Y cuando empezó a plantearse la idea de unir Ushuaia con Alaska, ni lo pensó: Américo sería su fiel compañero de viaje y quien la ayude a llevar adelante sus charlas y clases en cada ciudad donde hicieran un alto.
“Se dice que entre los seres humanos somos espejos, que yo puedo verme en vos y vos en mí. Bueno, Américo es eso para mí. Es mi maestro perro”.
Vamos a la ruta
Finalmente, en octubre de 2019, Coty vendió todas sus pertenencias y acomodó una camioneta Daewoo Damas, o como la llama "el pan lactal", que hoy es su vehículo y su casa. Junto a Américo, partieron hacia la ruta. Primer destino, Sierra de la Ventana, provincia de Buenos Aires. Luego vendrían Río Colorado, Patagones, Viedma, Las Grutas y un sinfín de localidades hacia el sur del país.
“Salimos con el sueño de conocer el Continente. Me pareció buena idea llevar el formato de charlas de educación”, relata.
Así, en cada ciudad que recorren, visitan municipios, centros culturales, organizaciones de ayuda animal y otros espacios, con el objetivo de presentar su propuesta y conseguir lugares y difusión para dar charlas de adiestramiento canino. De esa manera, Coty solventa parte de su viaje.
“No tengo ninguna renta ni nada fijo que me dé un ingreso. Salí con mis ahorros, sabiendo que del día iba a tener que generar dinero. Entonces se me ocurrió llevar al viaje estas charlas de educación canina con colaboración voluntaria de la gente que concurre”, explica Constanza, quien también realiza artesanías, pinturas en acuarelas y todo trabajo que la ayude a seguir su camino.
Sobre la modalidad de las charlas, describe que duran alrededor de dos horas, son a la gorra y los asistentes deben ir sin las mascotas: “Necesito que me estén prestando atención, es un momento para adquirir herramientas de educación”.
Agrega, además, que se pueden organizar encuentros particulares, ya con los perros, para aprender nuevas cosas. Y es Américo quien muestra que con amor y buenas lecciones, se pueden mejorar las conductas: “Me pasa que lo llevo a las clases y después me piden cambiarlo” – se ríe-, “me costó sangre, sudor y lágrimas que llegue a ser el animal sociable y bueno que es ahora”.
Una abundancia de otro planeta
Por otro lado, sobre la experiencia del viaje por la Patagonia, Constanza asevera que la Ruta 3 “es maravillosa”: “Estás en medio de la nada pero del todo a la vez; con su soledad pero con sus guanacos, sus choiques, sus liebres. La volvería a hacer. Las distancias tan largas, y la gente que es lo que, en definitiva, hace al viaje”.
“Me quedo asombrada siempre”, declara. Y detalla que “en Puerto San Julián, por ejemplo, me presenté en Zoonosis y enseguida me brindaron una confianza absoluta. En ningún lugar ponen en duda mi conocimiento. Todo es como un fluir”.
Mientras el viaje continuaba sin problemas, llegó una pandemia que puso al mundo patas para arriba, pero que no cambió los planes de Coty y su perro: “Hicimos a tiempo de llegar hasta Ushuaia, pudimos conocer Punta Arenas, pero cuando estábamos en Chile ya se empezaba a hablar del ´bichito´ y ahí decido cruzar a Argentina. Los primeros dos meses de la pandemia estuvimos en La Esperanza, un paraje rural en Santa Cruz. Tuvimos una abundancia de otro planeta. Por ejemplo, la Policía nos prestó una casa, los petroleros nos dejaban sus viandas de comidas. Junto a otros viajeros, pudimos hacer changas a cambio de comida”.
Con el tiempo y los permisos, ella y Américo se movieron para Río Gallegos donde estuvieron los últimos siete meses de la cuarentena. “Siempre bajo techo, con comida, con muchísimo trabajo. Sólo me queda agradecer”, destaca.
Hace unas semanas atrás brindó charlas en Bariloche y ahora están en Villa La Angostura donde piensa organizar otros encuentros. Su itinerario y diario de ruta se pueden seguir en el Instagram EducandoAmérico: “Tengo ganas de seguir por Villa Traful, San Martín de los Andes, Junín, Zapala. Hasta ahí vi el mapa”, reflexiona.
“El sueño es conocer el Continente de punta a punta”, comparte, reafirmando que lo que adoptó “es un estilo de vida nómade, sin apuro de ningún tipo”.
Maestros perros
“Ya no pido nada... sólo agradezco”, dice Constanza.
Y en un párrafo aparte le dedica unas palabras a su fiel compañero: “Se dice que entre los seres humanos somos espejos, que yo puedo verme en vos y vos en mí. Bueno, Américo es eso para mí. Es mi maestro perro”.