Cáñamo: de planta prohibida a revolución productiva

Por Hernán Di Menna 

A principios del 1800, en su vuelta al país, un joven Manuel Belgrano buscaba para la Argentina una salida productiva parecida a lo que vio en España: fabricar con la fibra de la planta de cáñamo telas para uso doméstico y aparejos para la navegación. Había comprobado que su utilidad industrial -la resistencia de su tallo- era clave en la economía de Europa y Asia desde ya hacía siglos. Es más, documentos históricos muestran que sin las cuerdas, las velas y la estopa hecha con cáñamo, Cristóbal Colón no hubiera podido viajar a las Américas.

El prócer argentino creía que el cultivo de la planta de la marihuana sería “exterminadora de la pobreza” porque veía en ello una salida laboral para todos. Y así lo decía: “un recurso para que trabajen tantos infelices, y principalmente del sexo femenino, sexo, en este país, desgraciado, expuesto a la miseria y desnudez, a los horrores del hambre y estragos de las enfermedades (…) expuestos a la prostitución (…) a tener que andar mendigando de puerta en puerta un pedazo de pan”. La visión belgranista no llegó a calar en el país.

Henry Ford, el famoso fabricante de coches y fundador de la Ford Motor Company, fue documentado a principios de 1940 haciendo un coche de plástico de cáñamo. Se descubrió que era diez veces más fuerte que los coches de acero, además de ser más seguro y más barato de producir. En palabras de Ford, un coche “producido a partir de nuestra propia tierra”.

Pero luego llegaron las políticas contra su consumo en Estados Unidos que en 1961, con la “Convención única sobre estupefacientes” de las Naciones Unidas, quedó finalmente establecido el marco legal que era necesario para que este fenómeno del prohibicionismo de Estado pudiera desarrollarse a escala mundial. Desde entonces, bajo la consigna de “guerra contra las drogas”, la propaganda y el accionar represivo de los Estados han deteriorado la imagen de la planta ante la opinión pública, al mismo tiempo que allanaron el camino para criminalizar, perseguir y demonizar a quienes la usaban y cultivaban.

Hoy la planta goza de buena salud. La ciencia pudo ir avanzando lentamente en su uso para diversos fines hasta llegar a este presente transformador y con un futuro que promete avanzar a mucha velocidad.

Actualmente, la Agencia Regulatoria de la Industria del Cáñamo y del Cannabis Medicinal (ARICCAME) que depende del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, articula con la Secretaría de la Pequeña y Mediana Empresa programas de financiamiento y apoyo para facilitar y promover el desarrollo de emprendimientos y PyMES vinculadas a las actividades de producción industrial de cannabis.

Veamos entonces los avances y descubrimientos sobre su utilidad:

Combustible

Con la reducción del uso de combustibles fósiles y el aumento de soluciones más amigables con el medio ambiente, el cáñamo aparece como sustituto de los combustibles tradicionales. Concretamente, puede usarse para hacer biodiésel, un combustible que funciona en motores diésel convencionales.

Sus principales beneficios son que puede cultivarse en cualquier lugar y es sostenible. Además, al ser una fuente realmente renovable no habría escasez y es biodegradable, reduciendo el impacto ambiental.

Plástico

Hoy, el plástico es uno de los materiales más comunes en los productos de uso cotidiano pero es extremadamente dañino para el medio ambiente. En cambio, el cáñamo es 100% biodegradable.

En el mercado ya existen materiales alternativos, muchos de los cuales están hechos de celulosa vegetal, un componente esencial disponible en el cáñamo en abundancia. El plástico hecho de cáñamo es más resistente y más respetuoso con la naturaleza que los plásticos a base de productos petroquímicos.

Ropa y tejidos

Durante miles de años, las fibras de cáñamo se han usado para vestimenta. Con sus fibras robustas pueden tejerse desde cuerdas y velas para barcos, hasta prendas cotidianas. Su uso se vio desplazado por la presión de la industria del algodón y las fibras sintéticas. Pero cultivar cáñamo no requiere tanta agua como el cultivo de algodón, y además las plantas crecen rápidamente.

El resultado final es un material duradero que puede ayudar a reducir el enorme impacto ambiental de la producción de algodón. Además, la ropa de cáñamo suele ser de mejor calidad y dura más tiempo.

Construcción

El cáñamo podría revolucionar el sector de la construcción, haciendo que la producción de viviendas sea mucho más ecológica. Se ha comprobado que se pueden aprovechar todas las partes relevantes del cáñamo (aceites y fibras) para recrear las características de la madera, hormigón, plásticos, ladrillos, material aislante e incluso revestimientos.

El “hormigón de cáñamo”” o “hempcrete”, un término que fusiona las palabras #hemp” (cáñamo) y “concrete” (hormigón), es una fórmula perfecta para construir paredes y cimientos, ya que es siete veces más fuerte, pesa la mitad y es tres veces más flexible que el hormigón tradicional. Hoy es un material de construcción valioso, respetuoso con la naturaleza y fácil de trabajar, pero actualmente tiene un precio elevado.

Papel

Hasta principios del siglo XX, el 90% del papel del mundo estaba hecho de cáñamo, siendo una alternativa viable al papel a base de madera. Pero, debido a las prohibiciones, hoy en día no es frecuente encontrarlo.

En general, el papel de cáñamo es más fuerte que el de madera y es mucho más duradero con el paso del tiempo. Incluso se lo ha encontrado intacto en rastrillajes arqueológicos que datan de 1500 años. Además, puede reciclarse muchas veces, en comparación con el papel usa hoy en día.

Comida y bebida

El cáñamo tiene una historia larga y bien documentada como fuente de alimento. Estudios actuales descubrieron que las semillas son muy nutritivas, ya que contienen la cantidad justa de ácidos grasos, aminoácidos y proteínas. 

El aceite a base de cáñamo ya reemplaza a los más nocivos en la cocina, y muchos profesionales de la salud y entrenadores personales creen que los suplementos de proteína de cáñamo son mucho mejores que los polvos tradicionales. En cuanto a las bebidas, hoy se está produciendo jugos naturales y té.

Alimento animal

Tras haber visto lo nutritivos y beneficiosos que pueden ser los alimentos de cáñamo para los humanos, comenzó a probarse en animales. Hoy, en las mezclas de semillas para aves es habitual encontrar semillas de cáñamo ya que ofrecen una buena fuente de energía.

Para el ganado y otros animales que requieren dietas mucho más complejas, están los pellets de semillas de cáñamo. Es un subproducto que ofrece una solución práctica y nutritiva para la alimentación animal.

Cosmética

La industria cosmética ha encontrado que el cáñamo tiene nutrientes, aceites y minerales naturales que son beneficiosos para la piel y el cabello. Esto ha ocasionado que, con frecuencia, el cáñamo se incluya en todo tipo productos cosméticos para la piel. Ya se producen cremas antienvejecimiento, limpiadores para la piel, productos para el afeitado, protectores solares, maquillaje varios y productos para cuidar el cabello.

Agricultura

El cáñamo puede usarse para restaurar entornos dañados. Al ser una planta robusta y resistente, se puede plantar en zonas donde otras plantas no sobreviven, con el objetivo de “limpiar” el suelo circundante. Este proceso se llama fitorremediación. Básicamente, las plantas de cáñamo absorben y eliminan compuestos contaminantes del suelo, permitiendo que otras plantas crezcan donde antes no podían hacerlo.

Salud y bienestar

Aunque este tema está continuamente siendo objeto de investigaciones, la comunidad científica ya no oculta el uso de aceite de CBD (uno de los compuestos de la planta) para diversas patologías complejas logrando ser un acelerador del apetito o un miorrelajante exitoso.

Recientemente se ha descubierto que logra controlar las náuseas y los vómitos provocados por la quimioterapia para el cáncer. Y comienza a aprobarse para el cuidado natural y el buen descanso contribuyendo al bienestar general y al equilibrio interno del cuerpo.