SUSTENTABILIDAD
El pueblo que produce luz con el maní que siembra
Un pequeño terruño está escribiendo una historia de innovación y sostenibilidad que merece ser contada.El masivo y largo apagón que azotó a toda la Argentina y algunas zonas de países limítrofes como Paraguay y Brasil ese domingo Día del Padre de 2019 fue la primera prueba de fuego. Las 3.000 personas que viven en Ticino, un pequeño pueblo a 40 kilómetros de Villa María y a casi 200 de Córdoba Capital se enteraron por televisión lo que estaba pasando. Fue el único pedazo de la Argentina con luz eléctrica en ese día de junio.
Hace poco volvió a suceder. En marzo de este año, otro gran corte de suministro eléctrico dejó a más de 20 millones de argentinos a oscuras, incluida toda la provincia de Córdoba, menos a este pueblo ubicado en el corazón de la provincia de Córdoba.
¿Cuál es la fórmula? En medio de los campos de maní que se extienden hasta donde alcanza la vista, se ha dado vida a un proyecto revolucionario: la producción de energía a partir de la cáscara del maní. Si, del desecho de lo que producen.
La Semilla de una idea
En las 60 manzanas que abarca este pueblo, se produce el 80% del maní que consume la Argentina. Los beneficios económicos que acarrea esa producción trajo consigo también un problema. La acumulación de cáscara año tras año era un inconveniente, porque es difícil de transportar; liviana, se vuela y se prende fuego sola en ciertas condiciones de humedad y temperatura. Solían depositarla en predios alejados, pero era habitual que el viento trajera humo al pueblo. A esto se sumaba el problema energético, porque había proyectos de crecimiento de nivel industrial que no podían ser llevados adelante por falta de energía.
En ese contexto surgió la idea de utilizar lo que originalmente era un desperdicio y transformarlo en un subproducto para generar energía. En 2017 comenzó la construcción de la planta Generación Ticino Biomasa, y abrió sus puertas el 12 de octubre de 2018, como una de las primeras centrales de generación de energía renovable del país. Forma parte de la empresa madre Lorenzati, Ruestch y Cía que se asentó en la localidad hace más de medio siglo, dedicada a producir, transformar y comercializar maní, cereales y oleaginosas.
Transformando desechos en energía
El proceso es tan ingenioso como efectivo. Una vez que se ha recolectado la cosecha de maní, los residuos se transportan a una planta de procesamiento especialmente diseñada en las afueras de Ticino. Allí, las cáscaras y las vainas se trituran y se someten a un proceso de fermentación anaeróbica, liberando gas metano. Este gas metano se captura y se utiliza como fuente de energía para generar electricidad.
La planta de energía cuenta con generadores que funcionan con biogás, convirtiendo los desechos de maní en luz eléctrica. No solo eso, sino que el calor residual generado durante el proceso se utiliza para calentar agua, que se distribuye a las viviendas locales.
La cáscara de maní se acopia en celdas y luego se traslada a una caldera para poder realizarse la quema y transformarla en energía potencial de vapor de agua, que se traslada a la turbina de vapor y se convierte en energía mecánica de rotación. Gracias al acople del generador, se transforma en energía eléctrica.
El Impacto en Ticino
El proyecto no solo ha tenido un impacto positivo en el medio ambiente, sino que también ha traído beneficios económicos a la ciudad. La planta de energía de biogás ha creado empleos locales y ha brindado una fuente de ingresos adicional para los agricultores locales, que ahora pueden vender sus residuos de maní en lugar de desecharlos.
A raíz de esto, la economía local ha experimentado un gran auge, ya que la demanda de trabajadores calificados para la planta de energía y la expansión de la agricultura de maní han impulsado el crecimiento en todos los sentidos. Por otra parte, la energía generada se inyecta en la red eléctrica local, lo que ha reducido significativamente los costos de energía para los residentes de Ticino, lo cual se traduce en una mejora de la calidad de vida en esa ciudad. Y, como si fuera poco, esta novedosa forma de producir energía a partir de la cáscara del maní, ha generado el interés de empresas que buscan un suministro de energía más económico y sustentable.
La historia de Ticino y el proyecto de energía a partir de residuos de maní es un ejemplo de cómo la creatividad y la innovación pueden transformar una comunidad y contribuir a la preservación del medio ambiente. Es posible encontrar soluciones sostenibles y rentables en lugares inesperados. ¿Servirá como inspiración?