Juan Pablo Campetella alterna su vida entre Europa y un pueblo bonaerense de menos de cien habitantes. Hace cinco años que emprendió la aventura de viajar para trabajar de lo que lo apasiona: cuidar caballos.
Se crió en un campo cercano a Cardenal Cagliero, un poblado del departamento de Carmen de Patagones, en el sur de la provincia de Buenos Aires. Aunque se recibió de profesor de educación física, a la hora de planificar su cambio de rumbo tuvo más peso todo el saber adquirido en esa crianza campestre.
“Un amigo me preguntó si sabía andar a caballo, porque era todo lo que se necesitaba para viajar”, comentó en diálogo con el programa Entretiempo por AM550. Esa primera aventura, que tuvo como destino Estados Unidos, duró apenas cuatro días. Su compañero de viaje no tenía los papeles necesarios y por eso tuvieron que volver para Argentina.
Después de ese viaje infructuoso, el siguiente destino fue Amberes, en Bélgica. Siempre con el mismo trabajo, ser responsable de todos los cuidados de los caballos de polo y alternando entre la temporada en Europa y algunos meses que puede volver al país. Deauville, en Francia, también fue uno de los lugares donde llevó adelante su labor. Este último año lo vivió entre España y Düsseldorf, Alemania.
“Es un trabajo que me encanta, pero durísimo. Yo les doy de comer, los limpio, los entreno, preparo las cosas para el dueño que juega. Tengo pocos días libres, a veces ninguno. Pero te seduce el trato: te pagan los pasajes, te dan auto, casa, y a veces te adelantan la temporada completa” resaltó.
El pasaporte comunitario es una herramienta clave para poder trabajar con tranquilidad, aclaró Juan. Se busca a personas que tengan la ciudadanía para evitar inconvenientes y, además, poder estar más tiempo trabajando.
Con respecto a los animales, tiene siete u ocho caballos a su cuidado, y el vínculo que se genera es muy especial. “Cuando llegás tarde se vuelven locos, pero se alegran mucho siempre que me ven, porque soy el que les da de comer”, comentó entre risas.