Comenzó una nueva edición del torneo de tenis de Roland Garros, el segundo Grand Slam del año llega a la tierras francesas y se desarrollará por dos semanas. En el primer día de acción hubo un enorme y merecido reconocimiento al ex tenista y más ganador del certamen, el español Rafael Nadal.
Mariano Navone abrió la jornada entre los argentinos y se impuso ante Brandon Nakashima (28), en una jornada que se suspendió momentáneamente por la lluvia. Luego, el marplatense Francisco Comesaña cayó contra Pablo Carreño Busta; Juan Manuel Cerúndolo se impuso ante el estadounidense Alex Michelsen y Thiago Tirante no pudo contra Damir Dzumhur.
El español Pablo Carreño Busta derrotó por 6-2, 7-6 (7-3) y 7-5.a Francisco Comesaña. En tanto, Mariano Navone venció por 7-6 (7-2), 4-5, 6-1 y 6-2 a Brandon Nakashima y enfrentará al estadounidense Reilly Opelka en segunda ronda.
Mientras que, Juan Manuel Cerúndolo -hermano de Francisco- venció sin demasiadas complicaciones al estadounidense Alex Michelsen (32). Fue 3-6, 2-6, y 4-6 para el argentino, que se enfrentará al canadiense Gabriel Diallo en segunda ronda.
Por su parte, Thiago Agustín Tirante cayó en cuatro sets (6-3, 4-6, 3-6 y 5-7) ante el bosnio Damir Dzumhur. En otros partidos trascendentes de domingo, Tommy Paul superó en cuatro sets al danés Elmer Moller (7-6, 2-6, 3-6, 1-6) y el italiano Lorenzo Musetti despachó en tres sets al alemán Yannis Hanfmann (7-5, 6-2, 6-0).
Homenaje
El español Rafael Nadal tuvo un espectacular homenaje en Roland Garros y recibió una ovación de pie con Federer, Djokovic y Murray recordando el "Big Four".
Roland Garros se volvió a rendir a los pies de Rafael Nadal. No como había hecho ya 14 veces en los últimos veinte años, maravillado por cada conquista de ese reinado inédito e inolvidable que construyó a pura potencia y con mucho sudor y lágrimas en el Grand Slam francés. En esta ocasión, el torneo más especial de la carrera del mallorquín lo celebró a él. Al hombre, al mito, a la leyenda. Al Rey del polvo de ladrillo. En una jornada gris, el Phillipe Chatrier se tiñó completamente de anaranjado, desde la mítica cancha en la que ganó más que nadie en la historia, hasta las tribunas, colmadas de remeras de ese mismo color en la piel de fanáticos, colegas, amigos y familiares que se juntaron para acompañarlo en una ocasión especial. Y Rafa, completamente vestido de negro (contraste perfecto con el escenario), disfrutó cada segundo de ese homenaje tan merecido.