Maher Carrizo juega como si tuviera diez años de Primera. Descarado, rápido y letal en los metros finales. Ayer fue una de las figuras en la final de la Supercopa Internacional que Vélez le ganó a Estudiantes y, mientras levantaba el trofeo, tuvo que enfrentar otro título que lo persigue hace semanas: el de “nuevo refuerzo de River”.
Tras los festejos, el pibe de 19 años rompió el silencio. No confirmó nada, pero tampoco desmintió. “Estoy pensando en Vélez. Hasta ahora estaba concentrado en la final, lo otro se lo dejo a mi gente. Vamos a ver qué pasa”, dijo, con una sonrisa de esas que dicen mucho sin decir nada cuando le nombraron a Gallardo.
Desde Núñez lo siguen de cerca. Incluso se habló de una operación a lo “Enzo Fernández”, con el City Group como intermediario y una escala en River antes del salto a Europa. Consultado sobre esa versión, Carrizo esquivó la respuesta con cintura de crack. “Es difícil tomar una decisión así. Vi que se habló en redes, pero traté de enfocarme en la final. Ahora me queda disfrutar y pensar en mi carrera”, respondió sin meterse en el barro.
La realidad es que Vélez no quiere saber nada con largarlo, y mucho menos a un equipo del fútbol argentino. La cláusula de rescisión está fijada en 16 millones de euros, una cifra que por ahora nadie se atreve a pisar. Ni River, ni Gallardo, ni ningún club local.
Desde el banco, Guillermo Barros Schelotto también jugó al misterio, aunque dejó la puerta entornada: “Por ahora se queda, pero cuando tenés jugadores de calidad, se pueden ir. Será cuestión de estar preparados”.
Carrizo acumula 34 partidos en Primera con la camiseta del Fortín, ocho goles, una asistencia y muchas miradas encima. Velocidad, desequilibrio y esa sensación de que algo está por pasar cada vez que toca la pelota. Por eso Gallardo lo quiere. Por eso Vélez lo cuida.
El futuro es una incógnita, pero una cosa está clara: el chico ya está para algo grande. Y todos lo saben.