La mayoría de los electores que fue a votar el domingo, votó una ratificación al rumbo político y económico, iniciado en el país en 2023, hace apenas dos años. El gobierno de Javier Milei tendrá ahora argumentos parlamentarios concretos para avanzar en reformas estructurales, entre las que se anotan, en la agenda inmediata, la tributaria y la laboral. Milei y su sector político, todavía en formación, han sido los principales ganadores de lo ocurrido este 26 de octubre. El peronismo, y dentro de él, el kirchnerismo, fue el gran derrotado. En las gamas intermedias de esta polarización, navegan otras posiciones políticas, fundamentalmente, las provinciales; y, en ese universo, acotado, pero que puede ser decisivo en la próxima gestión parlamentaria argentina, se puede ubicar a Neuquén y el gobierno de Rolando Figueroa.
La Neuquinidad no consiguió el objetivo (ganar), pero, al mismo tiempo, tuvo una performance aceptable. La competencia es así, y se debe aceptar que ganar o perder están en el menú, siempre, y es un menú resbaladizo en sus opciones. La Libertad Avanza se impuso, y habrá, pues, dos senadores y dos diputados para esa fuerza en diciembre, y quedará una banca en cada cámara para la coalición que lidera Figueroa. El peronismo neuquino ha quedado fuera de combate, acrecentando una curva decadente que empezó hace muchos años; pero, habida cuenta que hay representantes de ese sector en la Neuquinidad, puede decirse que la derrota se concentra en el kirchnerismo, y en el sector del MPN que respaldó esa opción, ante la ausencia de una definición orgánica del partido que gobernara Neuquén durante más de 60 años.
Más allá de críticas y autocríticas que deberá atravesar inexorablemente, para el gobierno de Figueroa poco cambiará en el nuevo escenario. No es la gestión provincial la que se ha juzgado, tampoco la municipal capitalina, distrito en el que La Libertad Avanza sacó mayor ventaja. Aunque parezca difícil de aceptar en estas horas, en realidad se mantiene para el gobierno neuquino un horizonte político promisorio. Es así porque, a partir de diciembre, el Congreso Nacional quedará polarizado entre dos grandes fuerzas (el oficialismo de Milei y el peronismo, cada quien con sus aliados), pero con una tercera fuerza, variable, dinámica, que incluye las representaciones provinciales. Este sector, minoritario aunque importante, tendrá la potestad de volcar la balanza para arriba o para abajo, seguramente en muchas circunstancias que se presentarán. Y allí, con mucha capacidad de negociación, estará, entre otras, Neuquén, con dos representantes designados personalmente por Figueroa y avalados por los votos.
El gobierno nacional ya ha negociado con la provincia de Vaca Muerta, y lo seguirá haciendo, si se atiende a las primeras declaraciones, tras el triunfo, de Javier Milei. El Presidente ubica al gobierno neuquino en el grupo de "gente con la que se puede dialogar". Milei, ya se sabe, está obligado a buscar consensos. Está esto, por ejemplo, en el paquete de condiciones inherente a la gran ayuda norteamericana. Está comprobado que la suerte de la economía argentina está vinculada a la confianza que genera su gobierno; y, la única manera de generar confianza para un gobierno, es tener consenso social para las medidas que ejecuta.
En el nuevo escenario, estas circunstancias pesarán, y mucho. Sobre todo, de aquí al año próximo inclusive. Después, se volverá ingresar en la alta competencia del 2027. Allí, nuevamente, es probable que la confrontación sea inevitable, y que, la casi segura postulación de Figueroa a la reelección, enfrente a algún candidato de Milei que la cuestione. Falta mucho, y mucho sucederá antes de que esta proyección se concrete, por lo que, en principio, no es bueno ni malo para el actual gobierno provincial, solo es una casi certeza que deberá figurar en la hoja de cálculo de las estrategias.