¿Quiere recibir notificaciones de alertas?

Sábado 22 de Noviembre, Neuquén, Argentina
Logo Am2022
PUBLICIDAD

Cuando la ilegalidad se hace rutina, la tragedia deja de ser accidente

Cuatro muertos en la abandonada ruta Nacional 22: una familia atrapada en un auto convertido en una bola de fuego por la impunidad de un narco liberado, que regresaba a toda velocidad, borracho, mientras posaba en selfies.

Sabado, 22 de noviembre de 2025 a las 17:17
PUBLICIDAD

Todas las muertes duelen por inevitables. Pero hay algunas que lastiman todavía más porque alguien decidió que podían pasar. La tragedia de la ruta Nacional 22 no fue un rayo caprichoso del destino, fue la consecuencia directa de una vida en el descontrol, de un narco que hizo de la impunidad un estilo y un desperfecto del otro vehículo. Todo eso chocó -literalmente- en una madrugada brutal que arrasó con una familia que murió entre los hierros de la Ford EcoSport calcinada.

Para entender este desastre hay que mirar unos minutos antes del impacto. El conductor, Axel Adrián “Chinito” Araneda, llevaba horas mostrando su vida de privilegios turbios como quien publica un plato de comida. Videos, fotos, audios, el catálogo completo del narco que presume la noche, los billetes y la adrenalina. Una sociedad que convive con esta exhibición vacía, empieza a normalizar lo intolerable: la idea de que la ilegalidad puede convertirse en aspiración y que la ostentación compensa cualquier falta de rumbo.

Y acá está uno de los puntos más oscuros del fenómeno: la impunidad se vuelve más peligrosa cuando se publicita. Porque el mensaje es simple y feroz: "miren cómo vivo, miren cómo acelero, miren cómo nadie puede ponerme freno, miren como no me pasa nada". Hasta que pasa.

En la sociedad se repite como un mantra que “no hay controles”. Pero sí los hay. Puestos fijos, móviles, operativos sorpresa de Policía y de Tránsito de los municipios. Sin embargo, lo que también hay -y de eso casi nadie habla- son los infames grupos de WhatsApp o Telegram donde circulan alertas para esquivarlos. Esa red paralela, celebrada como picardía, es en realidad un camino hacia la tragedia. Y el "Chinito" y tantos la usan, una y mil veces.

Cuando la ilegalidad se chorrea hacia la vida cotidiana, la consecuencia es la imbécil sensación de invencibilidad. De que el mundo le pertenece. Hasta que en su camino aparece una familia que solo quería disfrutar un fin de semana extra largo, llevar a los niños a la playa.

Araneda no era un improvisado. Condenado en 2019 por narcotráfico, la Justicia Federal decidió en 2023 dar por agotada su pena. El fallo, frío y burocrático, rezaba: "Tener por cumplida la pena impuesta a Axel Adrián Araneda…". Sin embargo el breve paso por la cárcel, de los cinco años de condena de cumplimiento efectivo inicial, no sirvieron para que el "Chinito" pueda reincertarse en la sociedad. Volvió a las calles con la bendición de un sistema que parece más preocupado por cumplir plazos que por proteger vidas. Y el resultado está a la vista: una abuela, una hija, dos nietos atrapados en el fuego, un sobreviviente y una familia quebrados para siempre.

Aunque en este caso el estado de la abandonada ruta 22 no tuvo mayor protagonismo, hay un detalle: en ese tramo, que es uno de los pocos que la autovía existe, no hay señalización vertical. Sin advertencias de velocidades máximas, radares o un simple cartel que recuerde que en caso de desperfecto no se debe parar sobre la vía de circulación y para eso esta el tramo de asfalto pegada al murallón derecho. Un escenario perfecto para que cualquier error termine en tragedia.

Así se juntaron los factores: un narco que vivió acelerando en el camino de los excesos, una sociedad que mira sin mirar, un sistema del que todos se quejan. El resultado fue un crimen que algunos intentarán llamar “accidente”, aunque ya sabemos que no lo fue. Ahora será el momento de escuchar acusaciones y abogados muy bien pagos con los bienes de quienes intentan enmascarar la realidad. Escritos, presentaciones y recursos para evitar que el borracho que manejaba a toda velocidad en una potente camioneta de casi 300 caballos de fuerza, no vaya preso. O en su defecto, que pueda cumplir cualquier pena en su domicilio, una chacra en Guerrico marcada por su pasado narco, donde no faltan lujos y ostentaciones. Esas que se acostumbró a mostrar en redes sociales.

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD