Hay historias que parecen imposibles de borrar y que, con el paso del tiempo, se convierten en verdaderas leyendas urbanas. A Marcelo Tinelli le tocó cargar con una de las más insólitas: aquella versión que lo vinculaba con un supuesto accidente sexual y una guardia médica cerrada por culpa de un desodorante. Durante años eligió el silencio, hasta que ahora decidió encarar el tema de frente.
El conductor rompió con esa larga espera en una entrevista con Ángel de Brito en Bondi. Allí reconoció que siempre estuvo al tanto de la existencia del rumor, pero aclaró que nunca antes había dado una respuesta pública. “Un par de periodistas pusieron en un libro, que yo tengo guardado, tres cosas tremendas. Una fue que me habían metido un desodorante que habían cerrado una guardia de la Trinidad. Mis hijos me preguntaron. No, mi amor, les dije”, confesó con crudeza.
Lo que nació como un comentario de pasillo terminó traspasando los límites del chisme para convertirse en una carga familiar. Marcelo Tinelli explicó que lo más duro no fue el rumor en sí, sino la reacción de sus hijos cuando lo escuchaban en boca de otros. Esa incomodidad lo obligó a enfrentarlo más de una vez en privado, aunque recién ahora optó por contarlo en público.
Y no fue la única historia que recordó. Tinelli también mencionó otros señalamientos que circularon sobre él a lo largo de su trayectoria. “También decían que era gay con el Cholo Simeone y con Alan Faena. Y que hacía fiestas con travestis”, enumeró, dejando claro que, en su carrera, las especulaciones siempre fueron moneda corriente.
En lugar de cargar con enojo, el conductor decidió darle un giro irónico al mito. Durante la promoción de Estamos de paso, su nuevo ciclo de streaming, se animó a bromear frente a cámara: apareció con un desodorante en la mano mientras Pachu Peña sugería crear una sección llamada “Historia de desodorante”. Una escena que muestra cómo Tinelli elige la risa antes que el desmentido solemne.
“El primero que se va a reír de todas las cosas que dicen de mí soy yo”, aseguró, con una frase que resume su estrategia para convivir con las habladurías. Convertir lo que alguna vez fue una incomodidad en material humorístico parece ser, por ahora, su mejor defensa.
De este modo, Marcelo Tinelli no solo enfrentó uno de los mitos más absurdos de su carrera, sino que lo transformó en una herramienta para promocionar su regreso a la conducción. Una manera de apropiarse de la historia, desarmarla y, al final, convertirla en parte de su propio show.