La gala del jueves terminó convertida en una de las más tiernas de la temporada. Lo que arrancó como un desafío clásico de MasterChef Celebrity dio un giro inesperado cuando los participantes descubrieron quiénes serían sus asistentes especiales: sus propios hijos. La entrada de los chicos cambió el clima de la cocina al instante y provocó desde abrazos interminables hasta comentarios tan sinceros que dejaron a más de un famoso descolocado.
La primera en quedar expuesta fue Eugenia Tobal, que recibió a Ema, su hija, decidida a contar lo que piensa sin filtro. Frente a las cámaras, y con total naturalidad, la nena la mandó al frente al revelar que en su casa “critica al jurado”. La actriz solo pudo reír y abrazarla fuerte, mientras sus compañeros celebraban la ocurrencia.
Del otro lado del estudio, el Turco Husain escuchó atento a Mateo, su hijo, que entró corriendo al grito de emoción; mientras que La Joaqui vivió un caos adorable con Shaina y Ema, que la rodearon como si fuera una superheroína. Emilia Attias también tuvo su momento íntimo junto a Gina, y Evangelina Anderson protagonizó una ronda de mimos con Bastian, Lola y Emma. Quien corrió con ventaja por tener hijos mayores para realizar la actividad de ir al mercado fue Maxi López, que recibió a Valentino, Constantino y Benedicto, quienes se encargaron de ayudar a los más pequeños para que todos pudieran estar en igualdad de condiciones. .
El sincericidio de los chicos llegó cuando uno de ellos decidió hablar sin anestesia. Frente a todo el país, lanzó: “Solo cocina acá, porque en casa no cocina nunca”. Eva intentó defenderse con humor: “Acá tenemos que ganar”, replicó entre risas, mientras el resto del elenco se tentaba.
El momento más emotivo de la noche lo protagonizó Maxi López cuando escuchó a sus hijos pedirle, con voz temblorosa, que siga en competencia para poder pasar más tiempo juntos en Argentina. El futbolista se quebró y el estudio quedó en silencio. Fue uno de esos segundos donde la televisión muestra algo más que un show.
La visita también dejó escenas desopilantes. Valentina Cervantes vivió un desafío inesperado cuando Olivia (5) y Benjamín (2) salieron al mercado. La influencer anticipó el caos con humor: “Si les digo que me traigan un vinagre, imaginate”, lanzó entre carcajadas. Y, efectivamente, los pasillos se transformaron en un parque de diversiones.
En medio de ese pequeño desorden, Wanda Nara apareció en acción. La conductora se metió en el mercado para salvar a los concursantes cuyos hijos eran demasiado chiquitos para entender las consignas. Su intervención alivió tensiones y aportó un toque de comedia que terminó de sellar una noche inolvidable.
Así, MasterChef volvió a demostrar que su mayor fortaleza no siempre está en los platos, sino en esos instantes donde la cocina se mezcla con la vida real y las emociones quedan servidas sin filtro.