La mañana de América TV tuvo un momento cargado de emoción cuando Pamela David presentó en Desayuno Americano a Carolina Saavedra, la mujer a quien describe como su “hermana nueva”. Aunque el lazo entre ambas existe desde hace ocho años, recién ahora eligieron compartir públicamente esta historia que las unió después de más de tres décadas de caminos separados.
Según contó Pamela David, el vínculo con Carolina Saavedra nació tras confirmarse que ambas eran hijas de Alberto David. Para la modelo, este encuentro no solo significó sumar una hermana, sino también comprender un capítulo desconocido de su propia historia familiar. Desde el primer contacto, ambas decidieron recuperar el tiempo perdido y construir una relación sólida basada en la aceptación y el afecto.
Carolina Saavedra, invitada especial del ciclo, relató cómo fue crecer sin certezas sobre su identidad biológica. Explicó que su vida transcurrió en la casa de su abuelo y que siempre sintió una incomodidad interna, una sensación de no terminar de pertenecer al ámbito en el que se había criado. Esa inquietud fue la chispa que la impulsó a buscar respuestas sobre su verdadero origen.
En su relato, mencionó que ciertas experiencias le despertaban sospechas. Una de ellas fue un comentario de su hermana de crianza, quien al ver a Carolina Saavedra conversando con Alberto David no pudo evitar remarcar el notable parecido entre ambos. Ese detalle quedó resonando en su mente y se convirtió en una de las primeras señales que la acercaron a la verdad.
La muerte de su padre de crianza marcó un antes y un después. Carolina Saavedra reconoció que ese duelo trajo consigo una nueva conciencia: ya no tenía a quien preguntarle directamente por sus orígenes. A eso se sumó la enfermedad que afectó la memoria de su madre, lo que la dejó sin la posibilidad de obtener respuestas de su entorno familiar más cercano.
Finalmente, el encuentro con Alberto David fue decisivo. Carolina recordó que, antes siquiera de formular la pregunta, él se adelantó y le confirmó ser su padre biológico. Ese reconocimiento abrió la puerta para que ambas familias comenzaran a reconfigurarse y acercarse desde un nuevo lugar.
Pamela David también confesó que conocía la existencia de Carolina Saavedra desde pequeña, pero respetó el pedido del padre de crianza de su hermana, quien había decidido mantener en reserva el origen biológico de la joven. Hoy, con todas las cartas sobre la mesa, las hermanas celebran un presente compartido y unidas por un vínculo que, aunque tardío, llegó para quedarse.