Un camión bomba, drones y fusiles: Colombia vivió una sangrienta jornada con dos ataques que dejaron 18 muertos y decenas de heridos en la peor embestida de los grupos armados en la última década. Un camión cargado con explosivos estalló en una calle concurrida de Cali (suroeste), la tercera ciudad más poblada del país.
El ataque contra una escuela militar de aviación dejó seis muertos y más de 60 heridos, según el más reciente balance de la Defensoría del Pueblo. La alcaldía ordenó la militarización de la ciudad.
El ministro de Defensa, Pedro Sánchez, responsabilizó del atentado a la mayor disidencia de las FARC conocida como Estado Mayor Central (EMC) al mando de alias Iván Mordisco.
Más temprano, en el noroeste del país, otra facción rebelde al mando de alias Calarcá arremetió contra un escuadrón de la policía que trabajaba en una misión de erradicación de narcocultivos. Armados con fusiles y un dron, derribaron un helicóptero y se enfrentaron a los uniformados en un ataque que dejó 12 policías muertos.
La violencia se recrudece en el país a un año de las elecciones presidenciales. El 11 de agosto falleció el candidato favorito de la derecha, Miguel Uribe Turbay, tras sufrir un atentado en el que recibió dos disparos en la cabeza.
El balance de víctimas de la jornada aumenta con el paso de las horas. Las dos disidencias implicadas, enfrentadas entre sí, rechazaron el acuerdo de paz firmado en 2016 con el grueso de las FARC.
La ciudad de 2,2 millones de habitantes, la más importante de la región del Pacífico, sufre una arremetida de guerrillas y grupos narcotraficantes que se disputan el rentable negocio de la cocaína que envían a Estados Unidos y Europa.
El gobierno del izquierdista Gustavo Petro intentó negociar con el EMC, pero alias Mordisco abandonó la mesa en 2024. Otro bando liderado por alias Calarcá se mantiene en las conversaciones, aunque sin avances concretos.
Fuentes: afp, efe