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Jueves 25 de Diciembre, Neuquén, Argentina
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Reforma laboral: la CGT se atribuye la demora y pone en pausa las medidas de fuerza

La central sindical reconoce límites para profundizar la protesta y apuesta a la vía institucional.

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La CGT entró en modo “receso” hasta febrero, en medio de la fuerte disputa con el Gobierno por la reforma laboral impulsada por Javier Milei, una iniciativa que genera rechazo transversal en el arco sindical y social. La pausa coincide con el calendario legislativo: el oficialismo busca recién en febrero avanzar con la media sanción en el Senado.

Ya estamos en receso”, admitió una fuente sindical ante la Agencia Noticias Argentinas, al confirmar que la central obrera mantendrá un perfil más bajo durante las próximas semanas. Aun así, la conducción cegetista ratifica su estrategia de resistencia en tres frentes simultáneos: la negociación política en el Congreso, las presentaciones judiciales por inconstitucionalidad y la protesta callejera, con el antecedente de la multitudinaria marcha del 18 de diciembre.

En la CGT se atribuyen haber logrado demorar el tratamiento del proyecto, luego de que la jefa del bloque de senadores de La Libertad Avanza (LLA), Patricia Bullrich, reconociera que, pese al impulso oficialista durante las sesiones extraordinarias de diciembre, la reforma laboral recién será debatida en el recinto el 10 de febrero.

Desde la conducción sindical, Cristian Jerónimo, titular del Sindicato de Empleados de la Industria del Vidrio y uno de los triunviros de la CGT, sostuvo que el traslado del debate fue posible gracias a una estrategia articulada con gobernadores y senadores. “Este Gobierno quiere volver a intentar aprobar un proyecto totalmente regresivo, en contra de los derechos individuales y colectivos de los trabajadores”, advirtió.

Jerónimo reclamó que cualquier discusión se dé con un piso de derechos adquiridos, y cuestionó con dureza el contenido de la iniciativa oficial. “Tiene que ser una reforma con más beneficios y más conquistas. Este proyecto es totalmente flexibilizador y el único sector contemplado es el de las grandes empresas. No hay un solo artículo que tenga impacto real en la creación de empleo”, alertó.

Puertas adentro, la CGT reconoce límites concretos para profundizar las medidas de fuerza. El paro nacional, la herramienta más contundente del sindicalismo, aparece hoy como un último recurso, en un contexto donde el respaldo pleno de las bases no está garantizado. La conducción sabe que incluso gremios clave, como la UTA, no están hoy en condiciones de garantizar una paralización total del transporte.

En ese escenario, los propios dirigentes admiten una tensión incómoda: una parte importante de los trabajadores votó a Javier Milei y podría volver a hacerlo. Esa realidad condiciona cualquier intento de radicalización. Por eso, mientras el Gobierno se prepara para febrero, la CGT opta por ganar tiempo, recalcular fuerzas y evitar una confrontación total que podría volverse en su contra.

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