Villa Regina, Chichinales, Ingeniero Huergo. Tres localidades del Alto Valle que hasta hace 48 horas parecían tranquilas, pero que ahora están en boca de todos. ¿La razón? Un megaoperativo en conjunto entre Gendarmería Nacional y la Policía Federal que no solo dejó once detenidos, sino que destapó una olla que venía hirviendo desde hace años: una organización narco con fachada de chacra, estructura de clan familiar y una obsesión por el lavado de dinero.
Lo que parecía una red de productores rurales terminó siendo una maquinaria aceitada para distribuir cocaína y marihuana en cantidades industriales. En cinco chacras se encontraron cultivos activos de cannabis, invernaderos camuflados y hasta semillas listas para la próxima siembra. Pero eso no fue lo más escandaloso.
Los gendarmes y policías federales se toparon con una postal digna de serie narco: autos de alta gama, armas de fuego, casi cuatro millones de pesos en efectivo y más de 50 mil dólares guardados como si fueran caramelos. Todo esto en casas que, desde afuera, parecían normales. Pero adentro, el lujo y la logística criminal convivían como si nada.
Inteligencia, drones y escuchas
La investigación duró 15 meses. No fue casual. Detrás del despliegue hubo análisis de datos, escuchas telefónicas y vigilancia aérea con drones. Así lograron geolocalizar las chacras, seguir los movimientos del líder, un argentino con vínculos paraguayos y chilenos, y detectar cómo se movía la droga en vehículos de mediana y alta gama.
Y como si fuera poco, también se metieron en los números. La PROCELAC detectó inconsistencias patrimoniales: los acusados tenían bienes que no podían justificar ni con diez vidas laborales. Ahí entró en juego el lavado de activos, y con eso, el embargo preventivo de todos sus bienes y cuentas.
La banda tenía estructura de clan familiar. Testaferros, allegados, chacras compartidas. Todo bien armado para que la droga fluyera y el dinero se blanqueara. Pero el castillo de naipes se vino abajo. Once detenidos, entre ellos el cabecilla, fueron trasladados a distintas dependencias. En las próximas horas deberán declarar ante el Juez Federal Hugo Greca.
Este operativo no fue uno más. Fue el resultado de una nueva estrategia federal que incluye la creación del Departamento Federal de Investigaciones (DFI) y el trabajo conjunto de la PROCUNAR, la PROCELAC y la Justicia Federal de General Roca. Un golpe quirúrgico que dejó al descubierto cómo el narcotráfico se infiltra en el corazón productivo del Alto Valle.
El procedimiento fue estudiado, Gendarmería allanó 8 propiedades y la División Antidroga de Cipolletti, que tuvo colaboración de sus pares de Madryn y General Pico, hizo otros cinco. Se supo qye la organización narcocriminal tenía estrechis vínculos en Rosario, desde donde se proveía las sustancias ilícitas para ser distribuidas y comercializadas en todo el Alto Valle.
 
 