Bariloche estuvo a punto de tener su propio rincón europeo con Evropa Dum, un local que soñaba conquistar a locales y turistas con albóndigas suecas, hamburguesas alemanas y el clásico fish and chips. Pero el sueño se vino abajo antes de que el primer plato tocara la mesa.
El lugar elegido, sobre la Avenida de los Pioneros, parecía ideal, hasta que los emprendedores abrieron la puerta. “Era un desastre”, contaron: suciedad, mercadería vieja, y un entrepiso repleto de objetos ajenos. Aun así, pusieron manos a la obra, invirtieron en reformas, decoración, desagües nuevos y hasta heladeras industriales. Todo listo para abrir o eso creían.
Cuando fueron a pedir la habilitación municipal, se toparon con la peor noticia: el local tenía irregularidades ocultas en los planos, una escalera y un entrepiso “fantasma” y, para colmo, sin final de obra. La Municipalidad primero les dio un permiso provisorio, pero luego lo revocó y ordenó el cierre.
El sueño gastronómico se desmoronó. Los impulsores de Evropa Dum demandaron a los dueños del local por daños y perjuicios, y la Justicia les dio la razón. Un fallo civil determinó que los propietarios incumplieron su obligación de entregar un espacio apto para funcionar y los condenó a pagar una indemnización.
El tribunal incluso reconoció la “pérdida de oportunidad comercial”: el dinero que el emprendimiento podría haber ganado si hubiera operado durante los tres años previstos. Así, el proyecto que quería traer “sabores del norte europeo al sur argentino” quedó en nada. Ni una albóndiga sueca ni una hamburguesa alemana llegaron al plato.