Un bebé de apenas un año y medio volvió a respirar gracias a una dramática intervención de los policías de la Comisaría 48° del barrio Mosconi de Roca. Todo ocurrió en cuestión de segundos, en una noche que pudo terminar en tragedia pero que, por la pericia y el temple de los efectivos, terminó con un milagro en plena calle.
Según las primeras informaciones, cerca de las 22 del miércoles, el 911 recibió un desesperado llamado: un chiquito se había ahogado con una galleta en una casa de Humberto Canale al 1300 y la familia, presa del pánico, lo cargó como pudo en un auto para llevarlo al hospital.
Sin perder tiempo, un móvil policial salió a interceptarlos para ganar lo que en estos casos vale oro: segundos.
Así, en la esquina de Los Coihues e Ismael Basse, los efectivos frenaron el vehículo familiar y se encontraron con la peor escena: el bebé inconsciente, sin aire, completamente vencido por la obstrucción. Pero lejos de paralizarse, los policías hicieron lo que saben hacer: actuar.
Con un dominio quirúrgico del protocolo, aplicaron la maniobra de Heimlich una y otra vez, con la tensión subiéndoles por la espalda. Hasta que finalmente el pequeño expulsó el pedazo de galleta que lo estaba asfixiando y recuperó el aire en un llanto que, esta vez, fue puro alivio.
Instantes después llegó la ambulancia. El médico confirmó que el menor estaba estable y dispuso su traslado al hospital para estudios.