El trágico choque ocurrido este viernes por la mañana en la Autovía de la Ruta 22, a la altura de Allen, que dejó un saldo de cuatro víctimas fatales, volvió a exponer patrones de conducción temeraria que se reiteran en los siniestros viales más graves del Alto Valle. Así lo advirtió el licenciado en Criminalística y perito en accidentología vial, Eduardo Prueger, quien analizó en el programa Entretiempo por AM550 las primeras evidencias conocidas del hecho.
Según la reconstrucción preliminar, el siniestro se desencadenó cuando el conductor de un vehículo que circulaba en dirección a Roca perdió el control, chocó contra otro auto en el que viajaban cinco personas, cuatro de ellas fallecieron en el acto.
Las víctimas se trasladaban en una Ford Ecosport que fue embestida por una Amarok negra sin patente conducida por Axel Adrián Araneda, un viejo conocido del narcotráfico en la región, pese a tener 30 años. El test de alcoholemia arrojó que Araneda manejaba con 0,46 gramos de alcohol en sangre.
En el rodado iba una reconocida pareja de Catriel que llevaba a su hija y sus dos nietos a Las Grutas, donde planeaban disfrutar el fin de semana extra largo. Tras el impacto, la camioneta se incendió y murieron la doctora Liliana Coccuza, su hija Carina Gutiérrez, sus dos nietos y un perro. El conductor, Pastor Gutiérrez, sobrevivió en estado de shock.
Prueger explicó que la violencia del impacto permite estimar que el vehículo que habría provocado la tragedia circulaba “a no menos de 170 kilómetros por hora, posiblemente más”. “La deformación estructural, la proyección de los restos y la distancia de detención indican una velocidad completamente incompatible con cualquier margen de seguridad”, detalló.
Prueger describió que el impacto fue “a altísima velocidad, con deformaciones severísimas en ambos vehículos”. En el caso de la Ford EcoSport, detalló que el golpe “comprometió la zona del tanque de combustible”, lo que terminó desencadenando el incendio que impidió el rescate inmediato de las víctimas. “Estamos hablando de una deformación de más de un metro. Eso imposibilita abrir las puertas incluso para un rescatista entrenado”, explicó.
El fuego, dijo, fue una consecuencia directa de la energía del impacto: “Todos los mecanismos del vehículo están calientes. Si se rompe el tanque y hay combustible en un área caliente, el fuego aparece en segundos”.
La detención en un punto sin banquina
Una de las claves del caso es si la EcoSport estaba detenida en plena autovía, supuestamente porque una valija había caído o por un desperfecto mecánico. Prueger remarcó que la zona del choque carece de un carril de emergencia real, lo que habría dejado al conductor sin margen.
“Es un tramo de autovía sin banquina operativa. Tiene apenas un metro y medio, donde un vehículo no entra completo. Si fue por una valija, es gravísimo. Si fue por una falla mecánica, tampoco tenía un lugar seguro donde quedar”, señaló.
Sin embargo, advirtió que todo esto deberá confirmarse: “Tal vez nos enteramos en un mes que no estaba detenido, sino circulando muy despacio. Hay que esperar pericias”.
La velocidad de la Amarok: “Arriba de 170 km/h”
El otro factor decisivo fue la camioneta Amarok que embistió por detrás. Prueger fue categórico: “Por la distancia de arrastre y la deformación, el conductor de la Amarok superó fácilmente los 170 km/h. Incluso podría haber ido más rápido”.
Según describió, la EcoSport fue impulsada 40 metros desde el punto de impacto hasta su posición final y la Amarok avanzó unos 100 metros más.
“Mover 1.200 o 1.400 kilos por 40 metros después del impacto es un trabajo mecánico enorme. Ahí entendemos la violencia del choque”, analizó.
“No hay accidentes con una sola causa”
Para Prueger, la tragedia fue producto de una convergencia de factores: “Los siniestros no ocurren por una sola causa. Son combinaciones. Una familia que viaja por el fin de semana largo, un vehículo que se detiene donde no debe, otro conductor alcoholizado y a velocidad extrema: es una mezcla que termina en desastre”.
Remarcó además que estos episodios suelen aumentar en feriados largos: “Siempre los fines de semana largo ocurre lo mismo. Hay más tránsito, más alcohol y más exceso de velocidad”.
"Si vos tenes alcohol en la conducción y vas a exceso de velocidad estás como preparando un explosivo y en un momento explota. Estás juntando elementos que vos sabes que cuando los juntas y los combinas podés generar un accidente de tránsito o participar en un siniestro. Es decir, no te encontrás en las condiciones psicofísicas necesarias para evitarlas tampoco.
El drama humano detrás del siniestro
El perito también se refirió al impacto psicológico sobre el conductor que sobrevivió en la EcoSport, quien intentó desesperadamente rescatar a su familia. “El daño psicológico es inmenso. Yo perdí a mi madre en un accidente en 2008. Vivir con la idea de que alguna decisión pudo influir en el resultado es devastador”, sostuvo.
Respecto a los dos niños que viajaban con sus abuelos, Prueger señaló: “Hay que contener mucho a esa familia. No solo perdieron seres queridos, sino que fueron parte involuntaria de un hecho de enorme violencia”.
Finalmente, Prueger insistió en que estos hechos deben reforzar la prevención: “Vos podés manejar con todos los recaudos, pero no sabés con quién te vas a encontrar en la ruta. Por eso la prudencia es clave”.