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Lunes 24 de Noviembre, Neuquén, Argentina
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Mano dura en Roca: los presos se enojaron por las requisas, la situación fue controlada

Un operativo interno en el Establecimiento de Ejecución Penal II de Roca desbarató circuitos prohibidos, secuestró elementos ilegales y dejó al descubierto maniobras que crecían en silencio. La intervención fue impulsada bajo directivas del Ministerio de Seguridad y marcó un quiebre en el control intramuros.

Lunes, 24 de noviembre de 2025 a las 16:21
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En el Establecimiento de Ejecución Penal II de Roca, la cárcel más grande de Río Negro, se vivió un mediodía caliente, de esos que hacen temblar las paredes y ponen a prueba a todo el personal. Hubo piedras, fuego, amenazas y gritos desde todos los rincones, el Servicio Penitenciario Provincial logró controlar la situación en pocas horas, bajo las directivas del ministro de Seguridad, Daniel Jara. La clave: no retroceder ni un centímetro frente a las nuevas requisas que vienen dejando droga afuera del penal.

Para entender por qué explotó todo, hay que mirar lo que estaba pasando desde hace varios días. Las requisas a las visitas se pusieron más firmes y exhaustivas. Eso, que para afuera es una buena noticia, adentro empezó a incomodar a algunos sectores. Y este martes, cerca del mediodía, el enojo reventó: en uno de los pabellones se amontonaron contra las rejas, insultaron, tiraron de todo y se negaron a volver a sus celdas. Fue el primer indicio de que la jornada no iba a ser tranquila.

Pero el problema no venía solo. Mientras adentro subía la bronca, afuera del penal se juntó un grupo de fammiliares que se nehaban a las requisas extremas. Arrojaron piedras hacia la unidad, prendieron cubiertas y se plantaron contra los efectivos que iban llegando. Esa presión doble, de un lado y del otro de los murallones, obligó a acelerar todo: se llamó a los jefes de turno, se reforzó el perímetro y se cerró el ingreso de visitas para evitar males mayores.

A partir de ese momento, el Servicio Penitenciario se metió de lleno en una tarea milimétrica. Primero despejó sectores clave y trasladó a un grupo de internos a enfermería, para que no quedaran en medio del caos. Luego avanzó pabellón por pabellón, donde algunos colaboraron sin problemas, pero otros respondieron con piedras, lavandina y hasta con armas caseras hechas con palos y plástico. En uno de los sectores incluso prendieron fuego mantas y colchones, una maniobra peligrosa que obligó a intervenir de inmediato para evitar un incendio que podría haber sido grave.

Mientras tanto, en la calle, la Policía contuvo a los grupos que seguían tirando piedras y amenazando con romper los autos del personal. Esa coordinación fue clave para que la tensión no se desbordara y los equipos del penal pudieran concentrarse en recuperar cada pabellón sin interrupciones. 

Finalmente, después de un trabajo intenso, se logró completar el recuento general y la verificación corporal de todos los internos. No hubo heridos entre la población carcelaria y se aseguraron todas las celdas. También se secuestraron elementos contundentes y armas caseras que habían preparado y se dispuso cerrar preventivamente los pabellones hasta que todo vuelva a la normalidad.

En un breve comunicado emitido por el Ministerio de Seguridad se destacó la actitud del personal del Servicio Penitenciario que respondió a las estrictaa directivas emitidas por el títular de la cartera, Daniel Jara.

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