Ni los que trabajan para que haya comida en la mesa se salvan. Delincuentes entraron a la Estación Experimental Agropecuaria del INTA en Viedma y se llevaron equipamiento clave que la institución usa todos los días para proyectos agrícolas en toda la zona del Valle Inferior. No sólo robaron: rompieron lo que pudieron para lograrlo.
El golpe fue descubierto el lunes por la mañana. Cuando el personal llegó, se encontró con un panorama propio de una banda que sabía lo que buscaba: portón forzado, una puerta de oficina reventada y el galpón del INTA saqueado. Entre los elementos robados hay uno que duele más que ninguno: un cuatriciclo valorizado en millones de pesos, fundamental para fumigaciones y recorridas de campo.
Pero no fue lo único, también desaparecieron bombas de extracción, herramientas manuales, cajas con tubos y equipos de mantenimiento. Todo comprado recientemente, muchos con esfuerzo de la cooperadora del organismo. “No nos sobra nada, nos costó años juntar ese equipamiento”, se lamentan puertas adentro.
La denuncia ya está en manos del Ministerio Público Fiscal. La Brigada de Investigaciones y Criminalística trabajan en el predio buscando huellas, rastros y cualquier pista que indique cuántos participaron y por dónde escaparon. Para los investigadores, no es un dato menor que los ladrones hayan ido directo a lo más caro: sospechan que hubo conocimiento interno del predio.
Mientras tanto, se revisan cámaras de seguridad de la colonia agrícola del Valle Inferior, tratando de reconstruir el recorrido nocturno de los delincuentes. Por ahora, nadie vio nada, y nadie escuchó nada. Lo que sí se sabe es el daño que dejan. Los técnicos del INTA aseguran que el robo complica seriamente la continuidad de ensayos y trabajos hortícolas previstos para esta época del año. Reponer los equipos llevará tiempo, trámites y plata que hoy no hay.